LIMA - PERÚ VIERNES 25 DE SETIEMBRE DEL 2015
COMENTARIO EXEGÉTICO DEL LIBRO DE LOS HECHOS
Hechos 8:36-40.
"Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea".
*** La exhaustiva ministración dada por Felipe al eunuco, sobre el cumplimiento de la palabra en la persona del Hijo de Dios, su obra redentora, el panorama regio y la realidad de la nueva creación; fueron expuestas en una forma tan concienzuda, que el eunuco quiso refrendar su fe mediante el bautismo en agua, identificándose plenamente con su Señor y Redentor; y llegando a cierta agua, el definido eunuco mandó parar el carro, y descendió con el diácono para recibir el bautismo en agua.
*** El breve diálogo que se dio entre ambos al respecto, propugna el nivel de sustancialidad requerido para oficiar este segundo paso de fe: Una viva confesión de Jesús como Salvador y Señor, nos hace caminar en el nivel de integración como hijos de Dios, y nos invita a la comunión de los santos en un plano fraternal, redentivo y santificante que demuestra ante todos nuestra filiación, y una constante adecuación al nuevo género de vida con el que nos hemos identificado y comprometido.
*** Cuando el compromiso no surge, y el deseo por continuar en las cosas espirituales no es activado, hemos de preocuparnos por una enseñanza doctrinal básica que motive el corazón de los asistentes a los cultos por alcanzar los nuevos umbrales de fe, y de adquirir con Jesús una identidad que solidifique el entendimiento y promueva la santificación con él y con el divino agrado ¿Lo estamos haciendo?
*** Cuando el acto de compromiso fue certificado por la inmersión en las aguas; en señal de muerte, sepultación y resurrección (Mt.28:18-20,19e); el trabajo evangelístico del diácono jedrosolimitano cubrió su objetivo, y Dios lo retiró de escena en la forma más insólita, pues fue trasladado por el Espíritu a la zona de Azoto, en un arrebatamiento que no mermó para nada el gozo del eunuco etíope; y el gozo de su salvación fue desde allí su compañía hasta su patria.
*** La copia del libro de Isaías; que dejara perplejo y confuso al eunuco en el trámite de su lectura en voz alta, no está más aturdiendo su corazón por una fe supuesta o remota, sino que ahora, entendida en virtud de lo que el ministro de Economía experimentaba como una vida interior, lo llevaba lleno de gozo hacia aquel campo blanco que ahora lo tendría a él, en su función de anunciador del reino de Dios.
*** Ya que Dios nos refirió a los que predicamos el evangelio, que de él vivamos (1Co.9:13-14); el diácono Felipe no se eximió de predicar el evangelio por donde pasara, proveyendo el Padre para sus necesidades durante el trámite de sus viajes, hasta llegar a la que sería su sede a futuro: Cesarea. Más adelante nos enteraremos que Felipe se casó, y que tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban, y que su casa era un punto de reunión para los santos en esa localidad.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 25/09/2015
CUANDO TE DEDICAS A LAS COSAS DEL SEÑOR, EL SEÑOR MISMO SE TORNA TU PROVEEDOR. TE SEÑALA EL INTERNET DE SU TIEMPO, Y TE HACE VER QUE LAS REDES SOCIALES OBEDECEN AL COMPARTIR DE TU FE; Y NO PARA QUE LUZCAS TU FAMILIA, TU INCULTURA O TUS MISERIAS. PARA FELIPE, TODO LO QUE HIZO NO FUE ALGO DIVERTIDO; SINO GLORIOSO EN GRAN MANERA, USANDO TODO LO QUE TENÍA COMO INSTRUMENTOS PARA COMPARTIR SU FE EN EL SEÑOR, Y EL SIGNIFICADO BÁSICO DEL REINO DE DIOS.
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