LIMA - PERÚ SÁBADO 15 DE JULIO DEL 2017 MENSAJE # 1876
JOSUÉ 2:9-11.
"Sé que Yahweh os ha dado esta tierra, porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros. Porque hemos oído que Yahweh hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido. Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Yahweh vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra".
=== La casa de Rahab quedaba en el muro de la ciudad de Jericó, y siendo un lugar en el cual la élite del reino solía llegar, donde ellos buscaran diversión, esparcimiento, sexo, licor, y otras cosas semejantes; y donde se soltaban a la manera de información privilegiada todos los acontecimientos inherentes al reino y a otros reinos circundantes, era imposible no tocar el tema sobre aquella nación judía sorprendente que, después de ser esclava por cuatrocientos treinta años salió de Egipto, destruyéndolo como nación y como potencia mundial; y el cómo su Dios, Yahweh (hasta el nombre del Señor era conocido por ellos), había castigado con plagas y muerte a los descendientes de Mizraim, les había abierto el Mar Rojo para que pasaran en seco por él, y había ahogado a la élite del ejército egipcio en él; y su llegada hasta los terrritorios de Sehón y de Og, descendientes de los gigantes, habiéndolos destruido por completo, y apoderándose de sus tierras y posesiones, habían llegado hasta Canaán para hacerla suya, destruyendo a todos sus habitantes. Como resultado de toda esta información, el ánimo y los arrestos de los jericoítas se había vuelto nulo, y llenos de pánico, como vía de acceso a la tierra de promisión, sabían que serían atacados primero, habiendo dado por cierto que sus vidas pendían de un hilo, y que todo lo que poseían pasaría a ser de aquella raza escogida que se diera el lujo de permancer cuarenta años en el desierto, y que para entonces ya componía algo más de dos millones de seres humanos con un destino común: Canaán.
=== Si bien nadie atinaba a saber cómo habían hecho para permanecer con vida esas cuatro décadas en aquel inhospitalario desierto, siguiendo una ruta imposible para cualquier caravana, ellos ya estaban allí; y aquel Dios todopoderoso que los prefiriera y encabezara, les había jurado que la tierra de los cananeos, ferezeos, jebuseos, gergeseos, heveos, heteos y amorreos, sería suya, porque así se lo había jurado a Abraham, Isaac y Jacob, los hombres del Memorial. Y el Padre se dio al traslado de los futuros herederos después de haber magnificado su nombre, y haberlos hecho a ellos gloriosos ante los ojos de sus enemigos. Cuando lo que Dios es capaz de hacer llega a ser conocido por sus enemigos, el terror se apodera de ellos. Ya no es la apariencia física de los judíos lo que les llama la atención, sino el magnífico Dios que los hubiera elegido para hacer de ellos los propietarios de la tierra de Canaán. Al aplicar ese contexto a nuestra experiencia, entendemos el por qué de la gracia. Mirarnos a nosotros mismos como los audaces héroes, y los autores de maravillas, es un grave error. Los soldados de Cristo no tienen más mérito que la gloria del divino obrar, y de actuar de común acuerdo con él con los recursos que él nos ha legado: La autoridad de su Nombre, y el poder de su Sangre; y es cuando obedecemos el programa divinal que las mayores dificultades se tornan simplezas, y el Padre llena nuestros bolsillos de la túnica de lino fino, de guerras ganadas.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 15/07/2017 MENSAJE # 1876
"Sé que Yahweh os ha dado esta tierra, porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros. Porque hemos oído que Yahweh hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido. Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Yahweh vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra".
=== La casa de Rahab quedaba en el muro de la ciudad de Jericó, y siendo un lugar en el cual la élite del reino solía llegar, donde ellos buscaran diversión, esparcimiento, sexo, licor, y otras cosas semejantes; y donde se soltaban a la manera de información privilegiada todos los acontecimientos inherentes al reino y a otros reinos circundantes, era imposible no tocar el tema sobre aquella nación judía sorprendente que, después de ser esclava por cuatrocientos treinta años salió de Egipto, destruyéndolo como nación y como potencia mundial; y el cómo su Dios, Yahweh (hasta el nombre del Señor era conocido por ellos), había castigado con plagas y muerte a los descendientes de Mizraim, les había abierto el Mar Rojo para que pasaran en seco por él, y había ahogado a la élite del ejército egipcio en él; y su llegada hasta los terrritorios de Sehón y de Og, descendientes de los gigantes, habiéndolos destruido por completo, y apoderándose de sus tierras y posesiones, habían llegado hasta Canaán para hacerla suya, destruyendo a todos sus habitantes. Como resultado de toda esta información, el ánimo y los arrestos de los jericoítas se había vuelto nulo, y llenos de pánico, como vía de acceso a la tierra de promisión, sabían que serían atacados primero, habiendo dado por cierto que sus vidas pendían de un hilo, y que todo lo que poseían pasaría a ser de aquella raza escogida que se diera el lujo de permancer cuarenta años en el desierto, y que para entonces ya componía algo más de dos millones de seres humanos con un destino común: Canaán.
=== Si bien nadie atinaba a saber cómo habían hecho para permanecer con vida esas cuatro décadas en aquel inhospitalario desierto, siguiendo una ruta imposible para cualquier caravana, ellos ya estaban allí; y aquel Dios todopoderoso que los prefiriera y encabezara, les había jurado que la tierra de los cananeos, ferezeos, jebuseos, gergeseos, heveos, heteos y amorreos, sería suya, porque así se lo había jurado a Abraham, Isaac y Jacob, los hombres del Memorial. Y el Padre se dio al traslado de los futuros herederos después de haber magnificado su nombre, y haberlos hecho a ellos gloriosos ante los ojos de sus enemigos. Cuando lo que Dios es capaz de hacer llega a ser conocido por sus enemigos, el terror se apodera de ellos. Ya no es la apariencia física de los judíos lo que les llama la atención, sino el magnífico Dios que los hubiera elegido para hacer de ellos los propietarios de la tierra de Canaán. Al aplicar ese contexto a nuestra experiencia, entendemos el por qué de la gracia. Mirarnos a nosotros mismos como los audaces héroes, y los autores de maravillas, es un grave error. Los soldados de Cristo no tienen más mérito que la gloria del divino obrar, y de actuar de común acuerdo con él con los recursos que él nos ha legado: La autoridad de su Nombre, y el poder de su Sangre; y es cuando obedecemos el programa divinal que las mayores dificultades se tornan simplezas, y el Padre llena nuestros bolsillos de la túnica de lino fino, de guerras ganadas.
=== No miremos como una sorpresa que los gigantes hayan puesto sus ojos en la tierra prometida como un preferente lugar para habitar, y que hayan impuesto su bravura y sus abusos en ella, hasta que su maldad subió de punto, y la tierra exigía que estos perversos salieran de ella. Cuando ese día llegó, el Señor trajo a los erradicadores, y les dio la misión de acabar completamente con ellos, porque la posesión no se hace real si quedan en la tierra algunos remanentes de esa gente, los cuales contaminarían a la raza elegida con sus prácticas abominables, usos, costumbres e idolatrías, razones por las cuales estas razas fueron echadas de la tierra de promisión. Rahab sabía que Yahweh les había dado la tierra; ¿Lo sabemos nosotros con esa misma convicción? ¿Entendemos nuestro compromiso hasta las últimas consecuencias?
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 15/07/2017 MENSAJE # 1876
LA FORMA GLORIOSA EN LA QUE DIOS ACTÚA ES ALGO SECRETO PARA LOS QUE SE MUEVEN CON ÉL; PERO ES NOTORIO PARA QUIENES LO OBSERVAN DESDE OTRA PERSPECTIVA, Y PUEDEN VER LA OBRA DIVINA CUMPLIÉNDOSE EN NUESTRAS EXPERIENCIAS, Y EL FULGOR CON QUE EL PADRE NOS ADORNA.
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