SI QUEREMOS EXTENDERNOS HASTA ALCANZAR UN PLENO ENTENDIMIENTO DE LOS VALORES ESPIRITUALES, HEMOS DE DEJAR TODO EL LASTRE QUE NOS MANTIENE A BAJA ALTURA. LA CONFIANZA EN LA CARNE ES LA SUMA DE NUESTROS MIEDOS, LOS QUE SON INVERSAMENTE PROPORCIONALES A NUESTRA CONFIANZA EN DIOS Y EN SU PALABRA REVELADA A NOSOTROS PARA QUE TENGAMOS UN ASCENSO MAYOR. UN CREYENTE NO ES UN ILUSO, SINO ALGUIEN QUE SE ELEVA JUNTO CON EL ESPÍRITU SANTO HACIA SU CÉLICO HÁBITAT.

LIMA - PERÚ     JUEVES 20 DE JULIO DEL 2017                 MENSAJE # 1886

FII.IPENSES 3:7-10.

"Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida, por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte".

=== Una clara consciencia del divino obrar del Hijo en nosotros es lo que marca el hecho de que somos la genuina o auténtica circuncisión, porque estamos sirviendo a Dios en el espíritu, y nos gloriamos en Cristo Jesús al no tener confianza en la carne (este punto es neurálgico para un cabal entendimiento sobre el valor real de la circuncisión, y sus efectos en nosotros como una realidad consciente del panorama célico-pedestre). Y es allí donde Pablo refiere lo de la confianza en la carne, basados en la descendencia según ella, y del corte circular para extirpar el prepucio como algo sobrante, declarando que nosotros y nuestra estirpe seremos gente de pacto, y que traeremos un linaje para Dios, conforme a lo revelado por Isaías: "Y la descendencia de ellos será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los pueblos; todos los que los vieren, RECONOCERÁN QUE SON LINAJE BENDITO DE YAHWEH" (61:9). El Padre no busca gloriarse en los varones de prepucios extirpados, y el uso magistral de los bisturíes por los mutiladores del cuerpo; sino por el hecho de que hemos roto con la carne, con el viejo Adán, y que el círculo que queda cicatrizando como una marca indeleble, reporta al cielo, al diablo, y a nuestros corazones, que somos gentes de pacto; y aquella cicatriz anular indica que seremos propiedad inalienable de nuestro Señor y Dios por todas nuestras generaciones, hasta ser consumados en una bendita fusión con él.

=== Esta clara consciencia (insisto aquí), nos despoja de cualquier motivo de gloria personal o particular, desvaneciéndose el natural fulgor de una hipotética ascendencia que tendrá que verse refrendada por la fe que tuviera el patriarca Abraham antes de ser circuncidado, y que es la energía seminal que con él nos comunica en Cristo Jesús (Gá.3:26-29; Ro.4:1-25). La gloria de la carne es descrita por el apóstol, para luego ser desechada al entender su alcance y su razón de ser en la espiritual aplicación, que da a entender una clara comprensión en nuestra relación divino-humana. Solamente la realidad tripartita, obrando desde dentro hacia afuera, vale decir, desde nuestro espíritu hasta nuestro hombre exterior, nos da un cabal entendimiento de nuestro panorama relacional célico-pedestre. Así, pues, una legítima valoración de las cosas nos da la pauta para deshacernos de lo que ha dejado de ser, y de tener vigencia en nuestro andar, y que puede ser visto como un peso extra que YA NO DEBEMOS CARGAR; y Pablo expande aún más este aspecto, refiriendo que TODAS LAS COSAS pueden ser estimadas como pérdida al coompararla con el plano más excelente: El conocimiento de Cristo Jesús, y su Señorío obrando en nosotros, llegando al extremo de catalogarlas como estiércol (versión original), para ganar a Cristo, y SER HALLADO EN ÉL, habiéndose enajenado de la 'justicia propia', la cual actúa como un principio legal para que la muerte no se ejecute sumariamente, y nos ubica en la justicia del otro lado, la cual es operada por la fe de Cristo, la justicia QUE ES DE DIOS POR LA FE.

=== Nuestra clara consciencia (vuelvo a insistir) es la que tiene la capacidad de conocer por revelación, lo que la mentalidad no es capaz de colegir, y que la primera (la conciencia) ha de comunicar a esta última (la mente), lenta y progresivamente; hasta constituirse en una realidad aceptable racionalmente. Así que, cuando llegamos a conocerle, no es por los esfuerzos de una mente enfervorizada, una sinfonía de pareceres filosóficos, o una concepción alucinante del espacio distorsión; sino una sencilla revelación hecha de Espíritu a espíritu: "Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, SINO CON LAS QUE ENSEÑA EL ESPÍRITU, ACOMODANDO LO ESPIRITUAL A LO ESPIRITUAL" (1Co.2:12-13). Cuando la espiritual conformación se ejecuta, la VIDA DE RESURRECCIÓN comienza a funcionar con  comodidad en esa esfera célico-pedestre, en la que somos llevados a participar de sus padecimientos para conocer el origen del poder divino actuando en nosotros, entendiendo lo que logró su muerte vicaria, haciendo emerger en nosotros luego lo que Pablo experimentara en Segunda de Corintios 1:9-10: "Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte". Al surgir el contacto, mediante la llave divinal: "sentir en nosotros mismos sentencia de muerte"; se activó en el equipo paulino la VIDA DE RESURRECCIÓN.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA                20/07/2017         MENSAJE # 1887.