LIMA - PERÚ DOMINGO 09 DE JULIO DEL 2017 MENSAJE # 1864
LEVÍTICO 20: 1-5, 7.
"Habló Yahweh Moisés, diciendo: Dirás asimismo a los hijos de Israel, o de los extranjeros que moran en Israel, que ofreciere alguno de sus hijos a Moloc, de seguro morirá; el pueblo de la tierra lo apedreará. Y yo pondré mi rostro contra el tal varón, y lo cortaré de entre su pueblo, por cuanto dio de sus hijos a Moloc, contaminando mi santuario y profanando mi santo nombre. Si el pueblo de la tierra cerrare sus ojos respecto de aquel varón que hubiera dado sus hijos a Moloc, para no matarle, entonces yo pondré mi rostro contra aquel varón y contra su familia, y le cortaré de entre su pueblo, con todos los que fornicaron en pos de él prostituyéndose con Moloc... Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Yahweh soy vuestro Dios".
=== Dentro de este párrafo, el asunto de la santidad de ser y hacer (hablamos aquí de poseer un espíritu de rectitud para con Dios, obedeciendo fielmente a su palabra), es postulado como una realidad que afecta a los naturales (los israelitas), y también a los extranjeros que entre ellos moran, en lo concerniente a la progenie, los cuales Dios había apartado para sí, tanto a los primogénitos (que eran de Yahweh por su elección y ordenanza), como al resto de la descendencia de ellos. El falso dios Moloc, ídolo abominable que veneraran los hijos de Lot, era el espíritu que presidía los abortos, y a quienes se sacrificaban los hijos para buscar su favor en algunas áreas existenciales. Tal práctica, era común entre los cananeos, pues ello representaba la fortaleza, el principio del vigor, la dignidad y el poder que le cabían al progenitor, según Génesis 49:3; hablando de ello como una realidad trascendente de la que este espíritu inmundo se apoderaba, quitándole al Redentor ese privilegio, cometiendo un pecado doble: (1) La contaminación del santuario divinal; (2) La profanación del Santo Nombre de Yahweh; provocando la ira divina contra los sujetos que hacían estas cosas y ejecutaban estas prácticas abominables; afrentando al Dios vivo y verdadero en cuanto a su derecho redentivo, y manchando su panorama relacional de un modo detestable e imperdonable.
==== Cuando el Señor arguye que el pueblo debe apedrearlo, nos involucra en lo concerniente a nuestro juicio y nuestro acuerdo con él para que participemos de su santidad, determinando con ello que somos sujetos deliberantes, y que debemos enojarnos en extremo contra todo lo que signifique una profanación al nombre de nuestro Dios. Si alguno recuerda la petición mosaica refiriéndose en quién se identificaba con él por Yahweh; se adhirieron los levitas, y la orden fue que cada uno tomara su arma y arremetiera contra los prevaricadores, ignorando su filiación, su amistad o intimidad contra los tales; encontrando como su fruto la separación de la traición al Señor; y su identificación con él en lo concerniente a la pureza en la adoración, santificando el nombre del Señor, y vindicando su sacra naturaleza divina como la única fuente de su adoración. Las espadas de ese celo santo allá en el desierto frente al Sinaí, se transforman aquí en piedras para rechazar de consuno con Dios la maldad idolátrica de los perversos, lo que es una afrenta contra la primera tabla de la ley que exige nuestra unicidad en la adoración, y la prohibición de levantar ídolos delante de nuestro Dios. Si hacemos algo como esto, o si consultamos a un adivino (contaminándonos con él), hacemos una abominación delante de nuestro Dios, y esto no es algo que él asuma como disculpable pecado venial; sino como algo que merece absoluta condenación, y espera que nosotros pensemos igual, y actuemos en consecuencia.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 09/07/2017 MENSAJE # 1864.
"Habló Yahweh Moisés, diciendo: Dirás asimismo a los hijos de Israel, o de los extranjeros que moran en Israel, que ofreciere alguno de sus hijos a Moloc, de seguro morirá; el pueblo de la tierra lo apedreará. Y yo pondré mi rostro contra el tal varón, y lo cortaré de entre su pueblo, por cuanto dio de sus hijos a Moloc, contaminando mi santuario y profanando mi santo nombre. Si el pueblo de la tierra cerrare sus ojos respecto de aquel varón que hubiera dado sus hijos a Moloc, para no matarle, entonces yo pondré mi rostro contra aquel varón y contra su familia, y le cortaré de entre su pueblo, con todos los que fornicaron en pos de él prostituyéndose con Moloc... Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Yahweh soy vuestro Dios".
=== Dentro de este párrafo, el asunto de la santidad de ser y hacer (hablamos aquí de poseer un espíritu de rectitud para con Dios, obedeciendo fielmente a su palabra), es postulado como una realidad que afecta a los naturales (los israelitas), y también a los extranjeros que entre ellos moran, en lo concerniente a la progenie, los cuales Dios había apartado para sí, tanto a los primogénitos (que eran de Yahweh por su elección y ordenanza), como al resto de la descendencia de ellos. El falso dios Moloc, ídolo abominable que veneraran los hijos de Lot, era el espíritu que presidía los abortos, y a quienes se sacrificaban los hijos para buscar su favor en algunas áreas existenciales. Tal práctica, era común entre los cananeos, pues ello representaba la fortaleza, el principio del vigor, la dignidad y el poder que le cabían al progenitor, según Génesis 49:3; hablando de ello como una realidad trascendente de la que este espíritu inmundo se apoderaba, quitándole al Redentor ese privilegio, cometiendo un pecado doble: (1) La contaminación del santuario divinal; (2) La profanación del Santo Nombre de Yahweh; provocando la ira divina contra los sujetos que hacían estas cosas y ejecutaban estas prácticas abominables; afrentando al Dios vivo y verdadero en cuanto a su derecho redentivo, y manchando su panorama relacional de un modo detestable e imperdonable.
==== Cuando el Señor arguye que el pueblo debe apedrearlo, nos involucra en lo concerniente a nuestro juicio y nuestro acuerdo con él para que participemos de su santidad, determinando con ello que somos sujetos deliberantes, y que debemos enojarnos en extremo contra todo lo que signifique una profanación al nombre de nuestro Dios. Si alguno recuerda la petición mosaica refiriéndose en quién se identificaba con él por Yahweh; se adhirieron los levitas, y la orden fue que cada uno tomara su arma y arremetiera contra los prevaricadores, ignorando su filiación, su amistad o intimidad contra los tales; encontrando como su fruto la separación de la traición al Señor; y su identificación con él en lo concerniente a la pureza en la adoración, santificando el nombre del Señor, y vindicando su sacra naturaleza divina como la única fuente de su adoración. Las espadas de ese celo santo allá en el desierto frente al Sinaí, se transforman aquí en piedras para rechazar de consuno con Dios la maldad idolátrica de los perversos, lo que es una afrenta contra la primera tabla de la ley que exige nuestra unicidad en la adoración, y la prohibición de levantar ídolos delante de nuestro Dios. Si hacemos algo como esto, o si consultamos a un adivino (contaminándonos con él), hacemos una abominación delante de nuestro Dios, y esto no es algo que él asuma como disculpable pecado venial; sino como algo que merece absoluta condenación, y espera que nosotros pensemos igual, y actuemos en consecuencia.
=== Aquellos que tienen un espíritu "perdona vidas", y que son "más buenos que Dios"; estarán viendo de dónde obtener una justificación, un paliativo, o una disculpa razonable para evitar que se haga justicia; nótese que no estoy diciendo que acompañen a Dios buscando una salida legal contra esta prescripción divina, como algo que debe asumirse como un principio y una ley que debe cumplirse sí o sí; sino el impedir que Dios haga juicio, haciéndole "manitas de puerco" al Señor en su imaginación, forzándole a que cambie su veredicto; no entendiendo que el Señor no está sometiendo a su consideración este asunto, sino que está señalando la inmutabilidad de su consejo, al que debemos plegarnos por necesidad para mantener nuestra santidad lado a lado con el Señor. Si nuestra siempre movible voluntad, llena de contradicciones busca contender con la Deidad, intenta enmendarle la plana, buscando un cambio en su ley, llevará al susodicho como fue llevada la mujer adúltera de Juan 8:1-11; la que al final no fue apedreada mientras que la gente ahí presente tuviera problemas de conciencia para saberse o sentirse mejor que aquella que había sido sorprendida en su pecado, llevándose sus piedras consigo. Aquí el Señor se muestra inflexible para con el prevaricador, y para con su familia y sus voluntarios compinches, fornicando juntamente con él en pos de Moloc (v.6). Y nos llega la orden enfática: "Santificaos, pues, Y SED SANTOS, porque YO YAHWEH soy vuestro Dios". Y no debemos ser nosotros quienes nos opongamos al designio divinal.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 09/07/2017 MENSAJE # 1864.
EL LLAMAMIENTO A LA SANTIDAD EN TODAS LAS ÁREAS, ERA PARA MOSTRAR NUESTRO NIVEL DE COMPROMISO CON LA DEIDAD, NUESTRA OBEDIENCIA CABAL A SUS PRINCIPIOS, Y NUESTRA IDENTIFICACIÓN CON ÉL Y SU SENTIDO ESPECÍFICO SOBRE LA JUSTICIA OPERATIVA.
ResponderEliminar