LIMA - PERÚ JUEVES 06 DE JULIO DEL 2017 MENSAJE # 1858
JUAN 8:31-36.
"Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permanecieres en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres".
=== Los momentos en los que Jesús se dirigía a la gente que lo seguía, haciéndolo puntual y específicamente, era para señalarles sus pautas, y para desarrollar en ellos un espíritu de compromiso, ligándolos a su esfera célico-pedestre para mostrarles lo trascendente de su plan y su propósito. Toda metodología posee ciertos cánones o reglas invariables que traen consigo una correcta identificación con los mentores o propagadores de una verdad o una doctrina que se desea plasmar en los corazones y las vidas de quienes son sus aprendices o discípulos. Y Juan refiere que en este preciso instante hablaba con los judíos que habían creído en él. ¿Qué habían creído? Se supone que toda la enseñanza en la que estaban siendo formados sobre los valores del reino de Dios y su funcionalidad en la bendita realidad de los dos campamentos: del cielo y de la tierra; los cuales estaban fundados en ciertos principios que solamente conocían quienes se mantuvieran firmes en la fe que Jesús era quien decía ser, de su viva relación con el Padre, y del poder que se exhalara en el trámite de su labor ministerial, comprobando fehacientemente que la Palabra y el Poder se hacían uno en todo su fluir; algo que en los demás maestros era sólo referencial, y no necesariamente esencial y presencial.
=== El permanecer en su Palabra (él era el Verbo, la Palabra), esto es, en la enseñanza vivencial y aplicativa, que afectara todo en una forma multidimensional, demostraría su filiación al Padre, y su coexistencia con él, manifestando en su caminar y su experiencia de quién eran, y a quién pertenecían. Las enseñanzas del Señor Jesús no eran teorías, ni pergaminos secretos que podían guardarse en un maletín o carpeta; sino realidades vigentes, actuantes y vivificadoras que podian sorprender a quienes se convirtieran en sus portadores: "Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre" (Lc.10:17). La alegría novel no fue amonestada por el Señor, quien aderezara las cosas al decir que: "...No os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos" (Lc.10:20); dándole dirección a su gozo aún inexperto. Es la redención lo que logra empoderarnos, y nuestra obediencia a los principios bíblicos, lo que compone nuestra éxito ministerial. Esa insistencia en los principios divinos como línea de acción, traen la bendita confirmación de que lo que tenemos, sentimos y predicamos, es la verdad, y ello se compone en nuestra libertad del hábito y del dominio del pecado como una experiencia constante. El peso de la realidad de nuestra fusión con el Señor tiene que traducirse en una tangibilidad plena: "Porque esta leve tribulación momentánea PRODUCE EN NOSOTROS UN CADA VEZ MÁS EXCELENTE Y ETERNO PESO DE GLORIA; no mirando las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas" (2Co.4:17-18).
=== La verdad que libera ha de ser conocida, o más bien reconocida en la experiencia vivencial de cada creyente, traduciéndose todo en una realidad experimental, y no solamente en un bello sentimiento. La respuesta de estos "judíos creyentes", muestra un orgullo racial no depuesto, y el Señor se ve en la necesidad de transportarlos a su realidad como gente vulnerable que no ha admitido la gracia por completo, ignorando su posición como esclavos del pecado, del orgullo y de las formas sin fondo; las mismas que se habían adherido a su línea pensante como orgullo religioso; con señales en sus genitales que no hubieran afectado su panorama conductual que dejara a Dios obrar en sus corazones, y a través de ellos; para que la vida de Dios fuese a otros ministrada como un movimiento proveniente de arriba, y no como impulsos de su gloria propia, los mismos que se desvanecerán como la fe de Pedro caminando sobre el agua, comenzando a hundirse cuando creyó que caminar sobre ella era un imposible, haciendo acompañar a su primera oración "Manda que yo vaya a ti...", con una segunda: "¡Señor, sálvame!" (Mt.14:28-31). La mentalidad de esclavo no causa un efecto permanente en los corazones; antes bien los deja en el ámbito de la transitoriedad; en contraposición, los hijos sí quedamos para siempre. Y son éstos los que encontrarán la libertad que dura permanentemente. ¿Somos temporales, o permanentes? ¡Qué respondan los discípulos!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 06/07/2017 MENSAJE # 1858.
"Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permanecieres en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres".
=== Los momentos en los que Jesús se dirigía a la gente que lo seguía, haciéndolo puntual y específicamente, era para señalarles sus pautas, y para desarrollar en ellos un espíritu de compromiso, ligándolos a su esfera célico-pedestre para mostrarles lo trascendente de su plan y su propósito. Toda metodología posee ciertos cánones o reglas invariables que traen consigo una correcta identificación con los mentores o propagadores de una verdad o una doctrina que se desea plasmar en los corazones y las vidas de quienes son sus aprendices o discípulos. Y Juan refiere que en este preciso instante hablaba con los judíos que habían creído en él. ¿Qué habían creído? Se supone que toda la enseñanza en la que estaban siendo formados sobre los valores del reino de Dios y su funcionalidad en la bendita realidad de los dos campamentos: del cielo y de la tierra; los cuales estaban fundados en ciertos principios que solamente conocían quienes se mantuvieran firmes en la fe que Jesús era quien decía ser, de su viva relación con el Padre, y del poder que se exhalara en el trámite de su labor ministerial, comprobando fehacientemente que la Palabra y el Poder se hacían uno en todo su fluir; algo que en los demás maestros era sólo referencial, y no necesariamente esencial y presencial.
=== El permanecer en su Palabra (él era el Verbo, la Palabra), esto es, en la enseñanza vivencial y aplicativa, que afectara todo en una forma multidimensional, demostraría su filiación al Padre, y su coexistencia con él, manifestando en su caminar y su experiencia de quién eran, y a quién pertenecían. Las enseñanzas del Señor Jesús no eran teorías, ni pergaminos secretos que podían guardarse en un maletín o carpeta; sino realidades vigentes, actuantes y vivificadoras que podian sorprender a quienes se convirtieran en sus portadores: "Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre" (Lc.10:17). La alegría novel no fue amonestada por el Señor, quien aderezara las cosas al decir que: "...No os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos" (Lc.10:20); dándole dirección a su gozo aún inexperto. Es la redención lo que logra empoderarnos, y nuestra obediencia a los principios bíblicos, lo que compone nuestra éxito ministerial. Esa insistencia en los principios divinos como línea de acción, traen la bendita confirmación de que lo que tenemos, sentimos y predicamos, es la verdad, y ello se compone en nuestra libertad del hábito y del dominio del pecado como una experiencia constante. El peso de la realidad de nuestra fusión con el Señor tiene que traducirse en una tangibilidad plena: "Porque esta leve tribulación momentánea PRODUCE EN NOSOTROS UN CADA VEZ MÁS EXCELENTE Y ETERNO PESO DE GLORIA; no mirando las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas" (2Co.4:17-18).
=== La verdad que libera ha de ser conocida, o más bien reconocida en la experiencia vivencial de cada creyente, traduciéndose todo en una realidad experimental, y no solamente en un bello sentimiento. La respuesta de estos "judíos creyentes", muestra un orgullo racial no depuesto, y el Señor se ve en la necesidad de transportarlos a su realidad como gente vulnerable que no ha admitido la gracia por completo, ignorando su posición como esclavos del pecado, del orgullo y de las formas sin fondo; las mismas que se habían adherido a su línea pensante como orgullo religioso; con señales en sus genitales que no hubieran afectado su panorama conductual que dejara a Dios obrar en sus corazones, y a través de ellos; para que la vida de Dios fuese a otros ministrada como un movimiento proveniente de arriba, y no como impulsos de su gloria propia, los mismos que se desvanecerán como la fe de Pedro caminando sobre el agua, comenzando a hundirse cuando creyó que caminar sobre ella era un imposible, haciendo acompañar a su primera oración "Manda que yo vaya a ti...", con una segunda: "¡Señor, sálvame!" (Mt.14:28-31). La mentalidad de esclavo no causa un efecto permanente en los corazones; antes bien los deja en el ámbito de la transitoriedad; en contraposición, los hijos sí quedamos para siempre. Y son éstos los que encontrarán la libertad que dura permanentemente. ¿Somos temporales, o permanentes? ¡Qué respondan los discípulos!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 06/07/2017 MENSAJE # 1858.
TU GRADO DE LIBERTAD DISFRUTABLE ES DIRECTAMENTE PROPORCIONAL A LA VERDAD QUE HA LLEGADO A PREVALECER EN TU VIDA POR UNA FE CONSTANTE, UN CONTINUO OBRAR EN LA VOLUNTAD DEL PADRE, Y EN LA BÚSQUEDA DE SU AGRADO EN TODO LO QUE HAGAMOS.
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