LIMA - PERÚ MIÉRCOLES 23 DE AGOSTO DEL 2017 MENSAJE # 1955
MATEO 6:1-4. (VERSIÓN REINA-VALERA CONTEMPORÁNEA).
"Cuidado con hacer sus obras de justicia sólo para que la gente los vea. Si lo hacen así, su Padre que está en los cielos no les dará ninguna recompensa. Cuando tú des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que los hombres los alaben. De cierto les digo que con eso ya se han ganado su recompensa. Pero cuando tú des limosna, asegúrate de que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha; así tu limosna será en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público".
=== Los principios señalados por Jesús en la Constitución del Reino de los Cielos (conocido como el Sermón del Monte por todos nosotros), poseen en sí mismos una explicación concreta de cómo funcionan los tales. Y en esta porción, el Señor nos hace penetrar en la intimidad con el Padre, mostrándonos que no hay otra forma en la que Yahweh acepte NUESTRAS OBRAS DE JUSTICIA, sino cuando éstas se hacen como un resultado de nuestra relación con él, y con el afán de agradarlo, permitiendo que él se extienda por nuestro intermedio tornando cada acción nuestra en una manifestación de su gloria, en un obrar de consuno con su voluntad y entender nuestro panorama célico-pedestre como una realidad tripartita que revele nuestra filiación. Dado que la vida de Jesús fue el único valor que Yahweh recibiera como válido para favorecernos y mostrarnos su gracia operativa, nuestros actos han de llevar impregnado el color y el valor de nuestro panorama redentivo, que nada tienen que ver con la gloria personal o particular de los redimidos, ya que hemos salido del ámbito de lo público a la privacidad de su comunión. En el atrio te pueden ver todos, viendo cómo el sacrificio del Cordero consiguió tu perdón; pero en el lugar santo, penetras en el plano íntimo de tu relación con Dios, y salvo tú y él, nadie más tiene que ver en ello, gozando de una relación interpersonal que sólo tú y la Deidad disfrutan en tu servicio hacia otros, mientras tu afinidad con el Padre es celebrada por tu interés por agradarle a él. Las obras de justicia nunca son ignoradas por la Deidad, quien se ha tomado la molestia de premiar o galardonar cada hecho nuestro obrado como una ofrenda de olor grato, donde todo era consumido para alabar y adorar al Dios vivo. Cada obra de justicia es una manifestación de nuestra adoración al Dios y Padre, "sacándole lustre" a la gloria de su nombre.
=== Nuestras contribuciones para paliar las necesidades de otros, son el resultado de su benignidad para nuestra fidelidad; porque de lo tomado de sus manos le damos a él, y a otros en su estado de necesidad. Si buscamos un trompetero para que anuncie 'nuestras obras de caridad'; ya no es caridad, sino negocio. No es el agrado divino lo que nos motiva o interesa, mas el hecho de que todos se enteren para producir una gloria de hombres que el Padre nunca recibirá (Jn.5:41) ¿por qué? Porque no lo revela o manifiesta a él, sino nuestra jactancia. La trompeta que suena; el oído que la oye; los ojos que te miran; las manos que te aplauden; las bocas que te elogian; son los componentes del vacío de la gloria propia, que morirá junto con tu autobombo, no produciendo ningún fruto trascendente, salvo tu gesto de satisfacción por el momentáneo loor... ¡Pobre infeliz! La satisfacción real del oferente tiene que ver con el costo de su sacrificio. David refirió que no podía darle a Dios sacrificios que a él no le costaran nada (2S.24:22-24). El modïsmo utilizado por el Señor; "No sepa tu izquierda lo que hace tu derecha", implica hacer algo en lo íntimo, de modo que nadie se entere -salvo Dios- de tu acto de justicia, poniéndole coto a la curiosidad, y anulando toda posibilidad de gloria personal. Al Padre le gusta recompensarnos pública y escandalosamente... ¡Believe or not!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 23/08/2017 MENSAJE # 1955
"Cuidado con hacer sus obras de justicia sólo para que la gente los vea. Si lo hacen así, su Padre que está en los cielos no les dará ninguna recompensa. Cuando tú des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que los hombres los alaben. De cierto les digo que con eso ya se han ganado su recompensa. Pero cuando tú des limosna, asegúrate de que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha; así tu limosna será en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público".
=== Los principios señalados por Jesús en la Constitución del Reino de los Cielos (conocido como el Sermón del Monte por todos nosotros), poseen en sí mismos una explicación concreta de cómo funcionan los tales. Y en esta porción, el Señor nos hace penetrar en la intimidad con el Padre, mostrándonos que no hay otra forma en la que Yahweh acepte NUESTRAS OBRAS DE JUSTICIA, sino cuando éstas se hacen como un resultado de nuestra relación con él, y con el afán de agradarlo, permitiendo que él se extienda por nuestro intermedio tornando cada acción nuestra en una manifestación de su gloria, en un obrar de consuno con su voluntad y entender nuestro panorama célico-pedestre como una realidad tripartita que revele nuestra filiación. Dado que la vida de Jesús fue el único valor que Yahweh recibiera como válido para favorecernos y mostrarnos su gracia operativa, nuestros actos han de llevar impregnado el color y el valor de nuestro panorama redentivo, que nada tienen que ver con la gloria personal o particular de los redimidos, ya que hemos salido del ámbito de lo público a la privacidad de su comunión. En el atrio te pueden ver todos, viendo cómo el sacrificio del Cordero consiguió tu perdón; pero en el lugar santo, penetras en el plano íntimo de tu relación con Dios, y salvo tú y él, nadie más tiene que ver en ello, gozando de una relación interpersonal que sólo tú y la Deidad disfrutan en tu servicio hacia otros, mientras tu afinidad con el Padre es celebrada por tu interés por agradarle a él. Las obras de justicia nunca son ignoradas por la Deidad, quien se ha tomado la molestia de premiar o galardonar cada hecho nuestro obrado como una ofrenda de olor grato, donde todo era consumido para alabar y adorar al Dios vivo. Cada obra de justicia es una manifestación de nuestra adoración al Dios y Padre, "sacándole lustre" a la gloria de su nombre.
=== Nuestras contribuciones para paliar las necesidades de otros, son el resultado de su benignidad para nuestra fidelidad; porque de lo tomado de sus manos le damos a él, y a otros en su estado de necesidad. Si buscamos un trompetero para que anuncie 'nuestras obras de caridad'; ya no es caridad, sino negocio. No es el agrado divino lo que nos motiva o interesa, mas el hecho de que todos se enteren para producir una gloria de hombres que el Padre nunca recibirá (Jn.5:41) ¿por qué? Porque no lo revela o manifiesta a él, sino nuestra jactancia. La trompeta que suena; el oído que la oye; los ojos que te miran; las manos que te aplauden; las bocas que te elogian; son los componentes del vacío de la gloria propia, que morirá junto con tu autobombo, no produciendo ningún fruto trascendente, salvo tu gesto de satisfacción por el momentáneo loor... ¡Pobre infeliz! La satisfacción real del oferente tiene que ver con el costo de su sacrificio. David refirió que no podía darle a Dios sacrificios que a él no le costaran nada (2S.24:22-24). El modïsmo utilizado por el Señor; "No sepa tu izquierda lo que hace tu derecha", implica hacer algo en lo íntimo, de modo que nadie se entere -salvo Dios- de tu acto de justicia, poniéndole coto a la curiosidad, y anulando toda posibilidad de gloria personal. Al Padre le gusta recompensarnos pública y escandalosamente... ¡Believe or not!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 23/08/2017 MENSAJE # 1955
LOS PRINCIPIOS DEL REINO SON REALMENTE MARAVILLOSOS E INOBJETABLES. EL SANO ENTENDIMIENTO NOS HARÁ PERSONAS EXTREMADAMENTE ÚTILES PARA EL SEÑOR, Y OPERAREMOS GOZOSAMENTE EN AQUELLO QUE LE TRAIGA GLORIA, CONSTITUYÉNDOSE ELLO EN NUESTRA ADORACIÓN Y SERVICIO.
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