lunes, 21 de agosto de 2017

LA REVELACIÓN DE JESUCRISTO NOS ES OTORGADA PARA QUE ENTENDAMOS CÓMO TRABAJA LA DEIDAD SEGÚN SUS PRINCIPIOS Y AUSPICIOS, ESTABLECIENDO LAS REALIDADES QUE NOS AFECTARÁN EN EL CURSO DE LA PRESENTE EDAD.

LIMA - PERÚ      LUNES 21 DE AGOSTO DEL 2017             MENSAJE # 1951

APOCALIPSIS 1:4-6.        (VERSIÓN REINA-VALERA CONTEMPORÁNEA).

"Yo, Juan, me dirijo a las siete iglesias que están en Asia. Que la gracia y la paz estén con ustedes, de parte del que es, el que era, y el que ha de venir, y de los siete espíritus que están ante de su trono, y de Jesucristo, el testigo fiel, primogénito de entre los muertos y soberano de los reyes de la tierra. Él nos amó; con su sangre nos lavó de nuestros pecados, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre. Por eso, a él sea dada la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén".

=== Hay en Juan una carga específica y peculiar, estando consciente del valiosísimo mensaje que nos compartirá para ubicarnos en el panorama profético que regirá las edades en los siguientes tres milenios (incluimos aquí los dos mil años de gracia, y el milenio del reinado con Cristo); de allí que los creyentes no deben menospreciar el contenido sagrado de esta revelación de Jesucristo que Dios le dio (Ap.1:1), la cual compone su testimonio para las treinta centurias que abarcan los tiempos postreros. El número siete, señal de lo que está completo o ha alcanzado su plenitud, comenzará a señorear desde aquí, implicando las acciones divinas hasta que Dios haya cubierto su propósito. El Señor elige las siete iglesias de Asia: Éfeso, Esmirna, Pérgamo,  Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea; con el fin de mostrarnos el trámite de lo que será el fluir de la iglesia en el curso de la presente edad (la de la gracia, previa al reino). El Señor asegura dos cosas mediante su siervo Juan, y es su deseo de que la Gracia (la bondad inmerecida del Padre para con nosotros); y la paz (la que él imparte en medio de todo lo que acontecerá, aseverando su presencia y su lenguaje esperanzador para los miembros del cuerpo de Cristo), sean una realidad permanente, despertándonos a la fe que sabe esperar con paciencia el perfecto obrar de la Deidad.

=== Al referirse a Jesús en un sentido triple: el presente, el pasado y el futuro; nos revela el modo en el que Dios opera en la corriente del tiempo, siendo siempre el YO SOY de su revelación al caudillo hebreo: Moisés; y la forja de su memorial a través de Abraham, Isaac y Jacob; de quienes surgiría la nación escogida que heredaría la tierra de promisión que jurara a los tres primeros. Es algo clásico de Yahweh el mostrarnos su gloriosa presencia, y la forma cómo su orden puede ir hacia atrás, al pasado, al origen de las cosas; y trasladarse luego al futuro, para mostrarnos lo que será según su voluntad sobre todo lo que forjó, y luego, hacerlos converger en la persona de su Hijo; revelándonos cómo todo lo que forjara con anterioridad funcionaría hasta la aparición del Señor Jesús y la fundación de la Iglesia del Dios viviente, el Cuerpo de Cristo, la Familia de Dios (Ef.1:9-14, 10e), siguiendo el derrotero marcado por la Deidad para las edades, con su presencia dentro de nosotros, y ya no en figuras externas como una columna de nube o de fuego; y además de ello, se nos revela que hay siete espíritus delante del trono, corroborando su presencia en las siete iglesias a lo largo de la gracia que aspira al reino.

=== Y al llegar el enfoque del Dios humanado: Jesucristo, se lo presenta como el Testigo fiel, implicando que la revelación divina tiene en él su cenit. Y la vida de resurrección, como vida genérica que afecta a todos los hijos de Dios, es postulada aquí como un valor agregado para que vivamos en la presencia del Padre en el plano eternal, en calidad de reyes del nuevo orden instituido que tienen sobre sí al Dios Soberano, y que se deleitan en ejecutar sus órdenes a través de las edades, haciendo que el cielo prevalezca en la tierra mediante el divino fluir. De ahí, el autor nos recuerda su amor sacrificial que no tiene parangón posible con ningún otro, erradicando del todo el pecado mediante la sangre de su cruz. Acto seguido, somos puestos como reyes gobernantes, y como sacerdotes rogantes y comunicantes con la Deidad, siendo el obligado nexo mediante el cual Dios se allegaría a la humanidad irredenta, ministrando su santa naturaleza como una regla que debe afectar a todos sin excepción. Y es por eso que debemos atribuirle a él toda la gloria y el poder por los siglos de los siglos.



EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA             21/08/2017           MENSAJE # 1951

1 comentario:

  1. LAS REALIDADES DIVINALES SON PUESTAS EN EL TAPETE, Y NOS DESCUBREN NUESTRO FUTURO, NUESTRA CERTEZA Y NUESTRA GLORIA SEGÚN DIOS, REVELÁNDONOS QUE ALCANZAREMOS LA HERENCIA SI NOS MANTENEMOS EN SU GRACIA, ACATANDO SU VOLUNTAD HASTA EL FINAL.

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