jueves, 7 de septiembre de 2017

CUANDO LAS ALMAS SE ENCUENTRAN EN ESTADO DE ANGUSTIA, POR HABER OFENDIDO A DIOS GRAVEMENTE, LOS CORAZONES SE SIENTEN TRABADOS, Y LA CULPA PARECE DEVORAR SU FUERO INTERNO E INCAPACITARLO PARA HALLAR LA ACEPTACIÓN RESTITUTIVA. MIQUEAS SIMPLIFICA TODO ELLO Y NOS RECUERDA QUE ACTUAR JUSTAMENTE, AMAR MISERICORDIA, Y HUMILLARNOS ANTE LA DEIDAD, ES LO QUE PRECISAMOS HACER PARA SER RESTITUIDOS A LA COMUNIÓN CON EL PADRE.

LIMA - PERÚ     JUEVES 07 DE SETIEMBRE DEL 2017            MENSAJE # 1985

MIQUEAS 6:6-8.

"¿Con qué me presentaré ante Yahweh, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Yahweh de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Yahweh de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios".

=== Al señalar la controversia que tenía la Deidad contra Israel, el Señor los pone en antecedentes, viéndose en la necesidad de proclamar sus justicias, y de toda la gracia que él ha tenido para con su pueblo escogido, de modo que se haga un análisis de la situación y de las circunstancias, que dejaran a la nación sin palabras, entendiendo que su actitud hacia él ha de variar para tornar a su aceptación, razón por la que el profeta interroga a la nación colectivamente y al individuo personalmente en lo concerniente a su relación con el Dios vivo, y su meditación es en cuanto al panorama presencial de los que buscan la comunión con la Deidad, asumiendo un plano de santidad y veneración que jamás debe perderse de vista. Si nos presentamos ante el Señor, debe ser conforme a lo ordenado para el plano relacional, y nuestra actitud debe ser la del correcto adorador; y no la del soberbio y procaz reclamador. El oferente se interroga a sí mismo sobre la base del valor de sus ofrendas para restaurar la comunión en el ámbito deseado. Un holocausto, implica un sacrificio total y único para Dios (ofrenda que se consume totalmente); los becerros, nos hablan de un nivel de sacrificio bastante caro buscando la aceptación del Padre. Pero algo en su interior le dice que esto no es lo indicado para una conciliación de duraderos efectos; y tampoco el andar con la cabeza agachada perennemente es algo que al Señor le interese; pues él no requiere de gente apesadumbrada, o de aquellos que andan dándose golpes de pecho, sintiéndose espiritualmente inaptos.

=== La medida de sus culpas no capta el valor de la misericordia, ni aclaran su entendimiento sobre lo que quiere Dios de él o de ellos. Los sacrificios cuantiosos, las libaciones y las unciones que correspondan al panorama de la veneración al Padre, NO SON LO QUE DIOS DEMANDA; aunque ellos lo piensen así, juzgando que la ira divinal debe ser aplacada... Y no señores, ¡Dios no es así! Y aquí vuelve el oferente pensante a imaginar la demanda más alta de parte de Dios: ¿Quieres mi primogénito, como le pediste al patriarca Abraham? ¡Ay, Padre! ¿Te daré el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? El supuesto oferente ha pasado por todas las posibilidades imaginables, aumentando la cantidad y el valor de las ofrendas; pero el oferente nunca ofrece su corazón para someterlo a la voluntad divina, tratando de eludir lo que siempre pide Dios de sus siervos: UN CORAZÓN CONTRITO Y HUMILLADO (Sal.51:15-17). En el contexto de esta oración de David, él va descubriendo paulatinamente el deseo del Señor, hasta que al descubrirlo, procede a la entrega más honesta de su ser derramando su alma ante su Señor, disponiéndolo para que el Padre lo renueve hasta el extremo; y esto es lo que Miqueas le muestra a cada hombre y a la nación entera.

=== Y le habla a cada uno, diciéndole que ellos sabían desde siempre qué era lo que Dios quería, y que ellos siempre le negaron: Un corazón dispuesto y abierto para hacer lo que le agrada (Sin fe es imposible agradar a Dios); y entonces se les solicita estas tres cosas: 

1) Hacer justicia (moverse siempre dentro del contexto del pacto y el fluir pertinente que hace que todo sea según lo ordenado por la Deidad). 

2) Amar misericordia (implicando el hecho de que lo que hemos recibido de su parte debe estar como parte de nuestra integridad, para poder participársela a otros con la misma largueza e intensidad que nosotros la hayamos recibido. Amarla, implica el compromiso de cada corazón para operar en ella continuamente como parte de nuestro carácter, recibiéndola e impartiéndola).

3) Humillarte ante tu Dios (Esta es quizás la parte más difícil para quien vive ufanándose de su posición, de su descendencia patriarcal, y de su seguridad basada en el valor de sus sacrificios, o en la exteriorización de lo que dice ser, y no es. Al humillarnos por nuestros deméritos, nos vaciamos de nosotros mismos y de nuestras jactancias; poniéndonos en sus manos para que él actúe como crea conveniente, siendo glorificado por su gracia, y bendecido por nuestro recobro).

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA         07/09/2017          MENSAJE # 1985.

1 comentario:

  1. CUANDO SE TIENE UNA FALSA IMPRESIÓN DE LA BONDAD DIVINA, Y PERDEMOS LA PERSPECTIVA DEL CORRECTO ANDAR CRISTIANO, NOS LLENAMOS DE DUDAS Y NOS TURBAMOS CUANDO SOMOS DESCUBIERTOS EN NUESTRAS MALDADES. EL SEÑOR NOS DA A CONOCER EL MÉTODO PARA ACERCARNOS DE NUEVO A ÉL, Y ESTA CITA DE MIQUEAS NOS DEVUELVE A LA ZONA DE AMOR CORRESPONDIENTE,

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