LIMA - PERÚ VIERNES 22 DE SETIEMBRE DEL 2017 MENSAJE # 2015
SEGUNDA DE TIMOTEO 2:11-13.
"Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos, él también nos negará. Si fuéremos infieles, él permanece fiel; él no puede negarse a sí mismo".
=== Las realidades neocreacionales son muchas veces declaradas en una forma en la que no es posible ignorarlas, cuestionarlas, rechazarlas o negarlas; debiendo ser admitidas como valores de orden trascendente. Pablo se da la molestia de compartir con su discípulo, de modo personal, una síntesis ideal de lo que llegaría hasta nosotros como principios espirituales contundentes, los mismos que habrían de regir la vida cristiana normal dondequiera que haya sido predicado el evangelio del reino. Veamos lo que Pablo nos quiere enseñar en esta porción de la Palabra escrita:
(11) Si somos muertos con él.- Las realidades neocreacionales son consecuencia directa de la aplicación del panorama redentivo en nuestras vidas. Nuestra naturaleza adámica fue concluida con el sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario, y será nuestra identificación con él como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn.1:29), lo que nos permitirá el gustar de la divina benignidad. Ignorar este primer paso, hace que todo lo demás inexista para nosotros, siendo que somos parte de una nueva creación por haber nacido otra vez mediante el Espíritu (Jn.3:3,5-8; Ro.5:12). Así, pues, nuestra muerte con el Señor Jesús es de orden vital (quepa la ironía contradictoria), "... Y ya no vivo yo" (Gá.2:20a); para que lo nuevo; nuestra vida en él, pueda llegar a cristalizarse como un hecho definitivo que el cielo respeta.
(11a) También viviremos con él.- La vida de resurrección es el único género existencial y vital que Dios acepta en su presencia; y la forma como Pablo conjuga esta palabra, apunta al plano real y trascendente al que hemos sido llamados como hijos de Dios: "...Mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gá.2:20b); arguyendo Pablo que en esto consiste la gracia divina: "No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo" (Gá.2:21). "Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos..." (Hch.17:28a)
(12) Si sufrimos.- ¿Por qué hemos de sufrir? ¿No basta con el sufrimiento de Jesús por causa de nuestros pecados? Hemos de aclarar que ese no es el punto que se menciona aquí. Nuestro sufrimiento o aflicción no tiene que ver con nuestra redención, pues ésta ya está cancelada o pagada totalmente. Nuestro sufrimiento no se conecta al plano redentivo; sino al plano de la aflicción y el dolor por causa de nuestra identificación con Jesús, lo cual el mundo secular abomina, derivándose todo ello en persecución por causa de nuestra fe y servicio a Dios (Hch.9:15-16; 14:22; Jn.16:2-4; 2Ti.3:12).
(12a) También reinaremos con él.- Vemos aquí cómo el reino está conectado con las aflicciones, algo que Pablo aclarará cuando lo visitemos en su carta a los hermanos tesalonicenses: "Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis" (2Ts.1:5); siendo referido también en otras Escrituras: Y si hijos, también herederos de Dios y coherederos con Cristo, SI ES QUE PADECEMOS JUNTAMENTE CON ÉL, para que junto con él seamos glorificados (Ro.8:17); y otras citas que el lector puede consultar (Fil.1:29; 1P.5:10; Ap.2:10).
(12b) Si le negáremos, él también nos negará.- Aquí no hay contraste, porque se trata de la apostasía. Si nosotros negamos el Señorío de Jesús, no podemos ser santificados, purificados, ni hechos cabales para el cubrimiento de su propósito. Y Jesús nos refirió: "Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, YO TAMBIÉN LE NEGARÉ delante de mi Padre ue está en los cielos" (Mt.10:33). Esto es un valor absoluto, amados.
(13) Si fuéremosa infieles, él permanece fiel; él no puede negarse a sí mismo.- Nuestra infidelidad no afecta a Jesús en lo tocante a su carácter perfecto como Hijo de Dios. Él no está en nuestra posición y condición, como personas que están siendo redimidas o bajo las tratativas divinas inherentes a la regeneración. Su perfecto fluir ante Dios y los hombres no conoce debilidades ni fases críticas, porque la fidelidad es su naturaleza intrínseca, y no una alternativa emocional. Él es fiel y verdadero, tan inalterable como lo es el Verbo divino (Ap.19:11-13). Él es quien nos habita, y su fluir en nosotros es la garantía de una fidelidad trascendente.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 22/09/2017 MENSAJE # 2015
"Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos, él también nos negará. Si fuéremos infieles, él permanece fiel; él no puede negarse a sí mismo".
=== Las realidades neocreacionales son muchas veces declaradas en una forma en la que no es posible ignorarlas, cuestionarlas, rechazarlas o negarlas; debiendo ser admitidas como valores de orden trascendente. Pablo se da la molestia de compartir con su discípulo, de modo personal, una síntesis ideal de lo que llegaría hasta nosotros como principios espirituales contundentes, los mismos que habrían de regir la vida cristiana normal dondequiera que haya sido predicado el evangelio del reino. Veamos lo que Pablo nos quiere enseñar en esta porción de la Palabra escrita:
(11) Si somos muertos con él.- Las realidades neocreacionales son consecuencia directa de la aplicación del panorama redentivo en nuestras vidas. Nuestra naturaleza adámica fue concluida con el sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario, y será nuestra identificación con él como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn.1:29), lo que nos permitirá el gustar de la divina benignidad. Ignorar este primer paso, hace que todo lo demás inexista para nosotros, siendo que somos parte de una nueva creación por haber nacido otra vez mediante el Espíritu (Jn.3:3,5-8; Ro.5:12). Así, pues, nuestra muerte con el Señor Jesús es de orden vital (quepa la ironía contradictoria), "... Y ya no vivo yo" (Gá.2:20a); para que lo nuevo; nuestra vida en él, pueda llegar a cristalizarse como un hecho definitivo que el cielo respeta.
(11a) También viviremos con él.- La vida de resurrección es el único género existencial y vital que Dios acepta en su presencia; y la forma como Pablo conjuga esta palabra, apunta al plano real y trascendente al que hemos sido llamados como hijos de Dios: "...Mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gá.2:20b); arguyendo Pablo que en esto consiste la gracia divina: "No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo" (Gá.2:21). "Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos..." (Hch.17:28a)
(12) Si sufrimos.- ¿Por qué hemos de sufrir? ¿No basta con el sufrimiento de Jesús por causa de nuestros pecados? Hemos de aclarar que ese no es el punto que se menciona aquí. Nuestro sufrimiento o aflicción no tiene que ver con nuestra redención, pues ésta ya está cancelada o pagada totalmente. Nuestro sufrimiento no se conecta al plano redentivo; sino al plano de la aflicción y el dolor por causa de nuestra identificación con Jesús, lo cual el mundo secular abomina, derivándose todo ello en persecución por causa de nuestra fe y servicio a Dios (Hch.9:15-16; 14:22; Jn.16:2-4; 2Ti.3:12).
(12a) También reinaremos con él.- Vemos aquí cómo el reino está conectado con las aflicciones, algo que Pablo aclarará cuando lo visitemos en su carta a los hermanos tesalonicenses: "Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis" (2Ts.1:5); siendo referido también en otras Escrituras: Y si hijos, también herederos de Dios y coherederos con Cristo, SI ES QUE PADECEMOS JUNTAMENTE CON ÉL, para que junto con él seamos glorificados (Ro.8:17); y otras citas que el lector puede consultar (Fil.1:29; 1P.5:10; Ap.2:10).
(12b) Si le negáremos, él también nos negará.- Aquí no hay contraste, porque se trata de la apostasía. Si nosotros negamos el Señorío de Jesús, no podemos ser santificados, purificados, ni hechos cabales para el cubrimiento de su propósito. Y Jesús nos refirió: "Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, YO TAMBIÉN LE NEGARÉ delante de mi Padre ue está en los cielos" (Mt.10:33). Esto es un valor absoluto, amados.
(13) Si fuéremosa infieles, él permanece fiel; él no puede negarse a sí mismo.- Nuestra infidelidad no afecta a Jesús en lo tocante a su carácter perfecto como Hijo de Dios. Él no está en nuestra posición y condición, como personas que están siendo redimidas o bajo las tratativas divinas inherentes a la regeneración. Su perfecto fluir ante Dios y los hombres no conoce debilidades ni fases críticas, porque la fidelidad es su naturaleza intrínseca, y no una alternativa emocional. Él es fiel y verdadero, tan inalterable como lo es el Verbo divino (Ap.19:11-13). Él es quien nos habita, y su fluir en nosotros es la garantía de una fidelidad trascendente.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 22/09/2017 MENSAJE # 2015
CADA VALOR ENUMERADO AQUÍ, PONE DE RELIEVE NUESTRO PLANO RELACIONAL CON LA DEIDAD, LA MEDIDA DE NUESTRA FE, Y NUESTRA CONFIANZA EN LA DIVINA OPERATIVIDAD, CONSOLIDANDO TODA NUESTRA MANERA DE VIVIR, CONFORME A LA PIEDAD.
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