viernes, 23 de febrero de 2018

CUANDO LOS VALORES ESPIRITUALES SON TENIDOS EN POCO, NUESTRA RELACIÓN CON EL PADRE SE RESIENTE AL MÁXIMO. TODA ACTITUD NEGATIVA (POR LEVE QUE SEA), EN LA ESFERA DIVINAL ES CONSIDERADA COMO UNA GRAVE AFRENTA, DADA SU SENSIBILIDAD ESPIRITUAL. NUNCA MIREMOS NUESTRAS GRUESAS FALLAS COMO DETALLES SIN IMPORTANCIA, PUES POR ALGO DIOS LAS COTIZA DE UN MODO MUY ESPECÍFICO. LO QUE PARA UN PROFANO ES LENIDAD, PARA EL PADRE ES SUMA GRAVEDAD QUE CLAMA POR EL JUICIO.

LIMA - PERÚ   VIERNES 23 DE FEBRERO DEL 2018        MENSAJE # 2323

MALAQUÍAS 1:6-9.

"El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Yahweh de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿en qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Yahweh es despreciable. Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso de agradará de ti, o le serás acepto? dice Yahweh de los ejércitos. Ahora, pues, orad por el favor de Dios, para que tenga piedad de nosotros. Pero, ¿cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas? dice Yahweh de los ejércitos".

=== Una de las tres cosas que estaban prevaleciendo sobre la nación hebrea tras la restauración del templo y la ciudad, era el pecado de la irreverencia e infidelidad sacerdotal; los matrimonios con mujeres extranjeras por parte del linaje escogido; y el no ser fieles en el dar a Dios lo que le corresponde, haciendo que todo disfuncionara y que se perdiera la perspectiva en el área de la adoración con todos los ingredientes que ello implica. La inclinación, la separación, y el ofrecerse a Dios como preferente asunto de su gozo y de bendita exaltación al Dios vivo, y su deseo de que la adoración al Señor prevaleciera sin pausas, (para eso era el dar continuo  el cual implicaba la bendición divinal constante) haciendo de su relación célico-pedestre el mayor deleite de su existencia. Y aquí el Padre va a inquirir de su pueblo sobre todas aquellas cosas en una forma ordinal, apuntando de inicio a los sacerdotes, por ser ella su relación más cercana, bendita y escogida, habiendo por lo mismo una responsabilidad muy especial, por la verticalidad de la misma (recordemos la escalera de Jacob por donde los ángeles subían y bajaban allá en Bet-el), atendiendo los intereses divinos en sus órdenes prioritarias. Así, pues, nuestra consciencia de hijos, nos lleva a buscar la honra de nuestro progenitor como prioridad; y el siguiente panorama nos advierte del Señorío divino. Lo primero, indica la relación paterno-filial; y lo segundo, los intereses regios para lo cual hemos sido elegidos como soldados del Señor, formando parte de las huestes celestiales aquí en la tierra, defendiendo los intereses divinales y su propósito eterno. Nuestro nivel de hijos tiene como fiel demostración el dispensar honor al Padre; nuestro nivel de siervos, el mostrarnos diligentes en el servicio, equivalente a nuestra acción de gracias en el divinal fluir.

=== Cuando se refiere el Señor al hecho de que se menosprecia el nombre de Dios, hace desaparecer su rol como Yahweh Yiré (el proveedor de nuestra salvación, y del sacrificio que lo hace factible); Yahweh Rafah (nuestro Sanador, tanto en lo físico como en lo emocional); Yahweh Sidkenu (siendo nuestra justicia, aquel que nos justifica y nos da acceso a su presencia); y así sucesivamente. Un menosprecio de este género hace nuestra relación con el Señor algo inviable, de modo que todos los beneficios que él consiguiera para nosotros son vistos como estériles e innecesarios. ¿Cómo podemos captar nosotros este detalle del menosprecio al sagrado nombre de nuestro Dios y Señor? En la calidad del pan que ofrecemos a los que vienen ante el Señor con hambre y sed de justicia. Cuando se habla de pan inmundo se postula la contaminación del alimento que se nos imparte,  del daño que se hace en los corazones y mentes al metabolizarse e integrarse a nosotros como un sucio sentir, y un peor pensar y obrar. Cuando se pierde la reverencia y la sensibilidad en nuestra adoración, el manto de la profanidad nos cubre, y nos llena de vacío e inconsecuencia, dejando de respirar el aire del huerto, para sentir el hedor de nuestro deterioro y muerte espiritual, convirtiéndose el tal en el perfume que aromatiza el ambiente sepulcral de una subsistencia muy semejante a la de los muertos vivientes.

=== El deterioro y las debacles continuas nos llevan a ofrecer a Dios animales ciegos (esta es una afrenta al Viviente que me ve, Dios), y el pretender que no nos importa lo que él piense, sienta u opine. Nuestro sacrificio habla por nosotros, y nuestro total irrespeto al Padre resultará en juicio. Los animales cojos o enfermos, que serían considerados elementos de desecho para los que los crían, no pueden ser ofrecidos a Dios como una ofrenda, siendo más bien una afrenta, ya que ello revela el cómo percibimos o sentimos a Dios en nuestra existencia, y en lugar de darle lo mejor, le ofrecemos lo deteriorado, lo que consideramos sin valor comercial o sacrificial. y Dios el Padre no se olvidará de estas afrentas, de la maldad de los oferentes, y de la complicidad de los sacerdotes hipócritas y profanos que pretenden burlarse de Dios y del valor que la nación hebrea le atribuyera. Si un príncipe de la nación no aceptaría esto con agrado, y enojado contigo te rechazara, ¿qué piensas que hará el Dios Omnipotente con tu despreciable dádiva? Y es de aquí que el profeta conmina a la nación (no sólo a los sacerdotes, sino a todo Israel) a que oren por el favor de Dios, para que él les muestre su misericordia. La pregunta del profeta apunta a algo neurálgico: EL AGRADO DIVINO, que es el supremo bien para el oferente, y ese es el blanco al que debemos apuntar nosotros.



EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA          23/02/2018        MENSAJE # 2323.

1 comentario:

  1. NUESTRA RELACIÓN SACRIFICIAL PARA CON DIOS DICE MUCHO DE NOSOTROS, PUES EN ELLA INCLUIMOS NUESTRA FORMA DE SER, Y DE PENSAR, Y DE SENTIR, REVELANDO LO QUE NUESTRO FUERO INTERNO GUARDA.

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