LIMA - PERÚ JUEVES 28 DE DICIEMBRE DEL 2017 MENSAJE # 2209
SEGUNDA DE SAMUEL 9:7-11.
"Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor a Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa. Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo? Entonces el rey llamó a Siba siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor. Tú, pues, labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi boset el hijo de tu señor comerá siempre a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos. Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefi boset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey".
=== El corazón del rey David no habia olvidado su pacto con Jonatán, y en medio de todos los azares que el reino le trajera, tuvo un espacio para recordar a su hermano de pacto, deseando mostrar el valor del mismo con algún descendiente que hubiera quedado de la familia de Saúl. Lo clásico era que el rey entrante se deshiciera de toda la descendencia del rey anterior, para así evitar guerras futuras con los que fueran considerados como enemigos o como rivales que quisieran desestabilizar el reino, o reconquistarlo, especialmente si el tal hubiera sido obtenido de modo de facto; no siendo este el caso, puesto que David fue un legítimo sucesor de Saúl mediante el pacto celebrado con Jonatán en los inicios de su relación como camaradas de milicia. Mefi boset habitaba en una región muy miserable, y en una condición que podríamos calificar de precaria. Su ascendencia regia era algo que había pasado al olvido para él, asumiéndose como un paria que debía mantener un perfil bajo para sobrevivir. Si bien era un príncipe, estaba lleno de temores, y el reino era algo que no subía en su corazón, temiendo que si su existencia fuera descubierta, significara ello su eliminación, así como la de su cónyuge y la de su menor hijo Micaía, mencionado en el verso 12. Pero Dios tenía planes para con aquel refugiado de Lodebar, queriendo traerlo a donde pertenecía realmente: El palacio del rey.
=== Un muy turbado Mefi boset se presentó delante de David temiendo lo peor, experimentando sabe Dios qué sensaciones al verse delatado por Siba. Nada podía hacerle soñar los cambios que experimentaría por ser quien era, y por el amor fraternal que Dios hiciera nacer y crecer entre David y Jonatán en su época adolescente, habiendo reservado el tal en el corazón del rey para serle brindado al lisiado hijo de Jonatán del modo más insólito. La terminología con la que Mefi boset se define a sí mismo en el verso 8, nos hace ver la mala autoimagen que él asumió como su realidad manifiesta. Y es por eso que el rey David no escucha más al heredero de Jonatán. Y ante sus representantes y amanuenses hace escribir su decisión, retornándole todas las tierras y las riquezas que hubieran sido de su abuelo y de su padre, cambiándole el atuendo y la posición en Israel, pasando de mendigo a millonario en un día. A renglón seguido ordena que Siba, sus hijos y sus criados, hagan lo pertinente para manejar la riqueza de su señor, administrándola convenientemente; pero el hábitat de Mefi boset no sería su enorme hacienda y sus propiedades, puesto que él viviría en la casa del rey, y comería a su mesa como uno de sus hijos. Los tiempos de carestía y de temor habían de ser borrados de su memoria, su corazón había de disponerse para gozar de su nueva vida al lado del ungido de Yahweh.
=== Cuando el hijo derrochador (me refiero al pródigo) vuelve ante su padre, consciente de sus errores, su irrespeto y su irreverencia, y comienza a recitar lo que había venido rumiando hasta llegar a la casa del Padre, el Padre no le presta atención. Lo abraza, lo besa y llora, y de inmediato les da órdenes a sus siervos para que le apliquen un duchazo, lo vistan con la ropa que le correspondía a su investidura, lo calzaran convenientemente, y le pusieran el anillo en su mano que le haría ver que había recuperado su posición como HIJO, porque no había vacantes para siervos en la casa del Padre. El retorno del hijo a la casa del Padre hacía innecesario el discurso prolijamente preparado, repetido hasta la saciedad todo el camino, y llenándolo de la emoción que el caso requería según su pensar. Lo importante era que hubiese vuelto, y le dejara hacer al Padre lo que se precisara para una plena restauración, tras lo cual sólo procedía el disfrute, festejando el hallazgo con la vida de resurrección que implicaba el gozo de los valores eternos.
"Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor a Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa. Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo? Entonces el rey llamó a Siba siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor. Tú, pues, labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi boset el hijo de tu señor comerá siempre a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos. Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefi boset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey".
=== El corazón del rey David no habia olvidado su pacto con Jonatán, y en medio de todos los azares que el reino le trajera, tuvo un espacio para recordar a su hermano de pacto, deseando mostrar el valor del mismo con algún descendiente que hubiera quedado de la familia de Saúl. Lo clásico era que el rey entrante se deshiciera de toda la descendencia del rey anterior, para así evitar guerras futuras con los que fueran considerados como enemigos o como rivales que quisieran desestabilizar el reino, o reconquistarlo, especialmente si el tal hubiera sido obtenido de modo de facto; no siendo este el caso, puesto que David fue un legítimo sucesor de Saúl mediante el pacto celebrado con Jonatán en los inicios de su relación como camaradas de milicia. Mefi boset habitaba en una región muy miserable, y en una condición que podríamos calificar de precaria. Su ascendencia regia era algo que había pasado al olvido para él, asumiéndose como un paria que debía mantener un perfil bajo para sobrevivir. Si bien era un príncipe, estaba lleno de temores, y el reino era algo que no subía en su corazón, temiendo que si su existencia fuera descubierta, significara ello su eliminación, así como la de su cónyuge y la de su menor hijo Micaía, mencionado en el verso 12. Pero Dios tenía planes para con aquel refugiado de Lodebar, queriendo traerlo a donde pertenecía realmente: El palacio del rey.
=== Un muy turbado Mefi boset se presentó delante de David temiendo lo peor, experimentando sabe Dios qué sensaciones al verse delatado por Siba. Nada podía hacerle soñar los cambios que experimentaría por ser quien era, y por el amor fraternal que Dios hiciera nacer y crecer entre David y Jonatán en su época adolescente, habiendo reservado el tal en el corazón del rey para serle brindado al lisiado hijo de Jonatán del modo más insólito. La terminología con la que Mefi boset se define a sí mismo en el verso 8, nos hace ver la mala autoimagen que él asumió como su realidad manifiesta. Y es por eso que el rey David no escucha más al heredero de Jonatán. Y ante sus representantes y amanuenses hace escribir su decisión, retornándole todas las tierras y las riquezas que hubieran sido de su abuelo y de su padre, cambiándole el atuendo y la posición en Israel, pasando de mendigo a millonario en un día. A renglón seguido ordena que Siba, sus hijos y sus criados, hagan lo pertinente para manejar la riqueza de su señor, administrándola convenientemente; pero el hábitat de Mefi boset no sería su enorme hacienda y sus propiedades, puesto que él viviría en la casa del rey, y comería a su mesa como uno de sus hijos. Los tiempos de carestía y de temor habían de ser borrados de su memoria, su corazón había de disponerse para gozar de su nueva vida al lado del ungido de Yahweh.
=== Cuando el hijo derrochador (me refiero al pródigo) vuelve ante su padre, consciente de sus errores, su irrespeto y su irreverencia, y comienza a recitar lo que había venido rumiando hasta llegar a la casa del Padre, el Padre no le presta atención. Lo abraza, lo besa y llora, y de inmediato les da órdenes a sus siervos para que le apliquen un duchazo, lo vistan con la ropa que le correspondía a su investidura, lo calzaran convenientemente, y le pusieran el anillo en su mano que le haría ver que había recuperado su posición como HIJO, porque no había vacantes para siervos en la casa del Padre. El retorno del hijo a la casa del Padre hacía innecesario el discurso prolijamente preparado, repetido hasta la saciedad todo el camino, y llenándolo de la emoción que el caso requería según su pensar. Lo importante era que hubiese vuelto, y le dejara hacer al Padre lo que se precisara para una plena restauración, tras lo cual sólo procedía el disfrute, festejando el hallazgo con la vida de resurrección que implicaba el gozo de los valores eternos.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 28/12/2017 MENSAJE # 2209.
EL SEÑOR TIENE BUENAS NUEVAS PARA NOSOTROS, Y LAS COSAS CAMBIAN A PARTIR DEL MOMENTO EN QUE EL PADRE DISPONE QUE LAS COSAS SERÁN COMO ÉL DICE, INDEPENDIENTEMENTE DE NUESTRA FORMA DE PENSAR, Y DE LO QUE NOS PAREZCA. ¡DÉJALO HACER, Y DISFRÚTALO!
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