sábado, 2 de diciembre de 2017

LA DEIDAD, HACE UN ANÁLISIS SITUACIONAL E INDIVIDUAL, DE JERUSALÉN Y LOS JEROSOLIMITANOS; DESDE EL CIUDADANO DE A PIE, HASTA LA AUTORIDAD MÁS ENCUMBRADA, POLÍTICA, SOCIAL Y RELIGIOSAMENTE, HALLANDO EN TODOS UNA INICUA PARTICIPACIÓN, LA CUAL HABRÍA DE JUZGAR CON SU IRA JUSTICIERA, TANTO TERAPÉUTICA COMO PUNITIVA.

LIMA - PERÚ    SÁBADO 02 DE DICIEMBRE DEL 2017         MENSAJE # 2157

SOFONÍAS 3:1-5.

"¡Ay de la ciudad rebelde y contaminada y opresora! No escuchó la voz, ni recibió la corrección; no confió en Yahweh, no se acercó a su Dios. Sus príncipes en medio de ella son leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos que  no dejan hueso para la mañana. Sus profetas son livianos, hombres prevaricadores; sus sacerdotes contaminaron el santuario, falsearon la ley. Yahweh en medio de ella es justo, no hará iniquidad; de mañana sacará a luz su juicio, nunca faltará; pero el perverso no conoce la vergüenza".

=== Una Deidad cansada de las prevaricaciones de los componentes de su nación elegida, revela los juicios que habrán de venir sobre ella. Todos sus anuncios sobre el castigo que les vendría eran asumidos como frases vacías, y cada profecía que los conminaba al arrepentimiento parecía azuzarlos para hacer más maldades, y mofarse de la Deidad, juzgándola como impotente o inexistente. Esto llevó al Padre hasta el paroxismo, y el profeta lo presenta como el día de la ira de Yahweh (Sof.2:1-2), y cuando el Señor habla de estas cosas, da a entender que nada hará que él se vuelva atrás de lo que ha referido, asegurando un juicio irremisible que se llevará en un solo instante a todos los prevaricadores; tanto a los provocadores, como a los incentivadores, y a los pasivos e indiferentes; los cuales permanecen como aparentemente neutrales, porque la preservación de sí mismos y de su pueblo no es artículo de su interés. De allí que el Padre se preocupa de poner a buen recaudo a los que gimen y que claman por lo que pasa en la nación hebrea. Cuando la maldad campea, es porque los hombres buenos no hacen nada; ni se sienten involucrados como parte de la familia de Dios, asumiendo que el mal no los tocará si no están haciendo el mal; pero la pasiva indiferencia, frente a la maldad, implica complicidad, y los miembros del cuerpo de Cristo no son meros observadores; sino protagonistas corporativos, interesados en la preservación de la integridad de la vida física, anímica y espiritual; de allí su participación e interés por todos sus hermanos en Cristo.

=== Al catalogar a la ciudad jerosolimitana de rebelde, implica su resistencia a la autoridad, su bloqueo a la justicia, y su disfrute por el triunfo de la maldad en todo el fluir nacional. Al llamarla contaminada, nos muestra el resultado de la indiferencia (la contaminación no duele, no huele, no se siente, ni parece afectarnos; pero nos empapa como una lluvia ácida; nos tizna en una forma imperceptible con su hollín secular; nos ahoga con su polución; y nos sepulta en la aridez espiritual, anímica y física); y al hablar de ella como opresiva, implica el resultado de haber sido impávidos o impertérritos con todo lo anterior; resultando que nuestra inacción nos hizo compinches de la maldad, interpretando los demás que nosotros parecíamos estar felices con lo que pasaba, y que, probablemente, lo estábamos disfrutando; y la indiferencia suele decir amén a lo que le rodea, convirtiéndose en parte del problema. La rebeldía (oposición al orden divinal), al ser continua, nos contamina, oxida y envilece; y ello nos lleva a hacer causa común con la maldad, la cual se siente apoyada con el cómplice silencio de los individuos neutrales.

=== La rebeldía, es sorda voluntariamente; no escuchará otra voz que la propia, alentándola en persistir en lo malo hasta que algo pase. Si pasa, ¡se acabó la diversión!; si no pasa... ¡No te dije que Dios estaba de acuerdo! Cuando se arguye que no recibió corrección, es porque nada de lo que se dijo e hizo sirvió para persuadirlo a cambiar su rumbo, ¡no dio el resultado apetecido!; al decir que no confió en Yahweh; indica que se le dieron consejos, promesas y salvedades para que no incurriera en transgresión, ni recibiera el juicio que cada vez estaba más cerca; y al decir que no se acercó a su Dios, implica su continuo rechazo a la benevolencia divina, prefiriendo mantenerse en su maldad, mostrando su falta de temor a Dios. Al describir luego a sus gobernantes, los tales son calificados como fieras (ya no era sólo un déficit gentil, sino que ellos lo compartían en idéntica medida). Sus profetas carecían de sustancia, y eran llevados a la liviandad, cometiendo prevaricaciones junto con los jueces y autoridades nacionales. Los sacerdotes CONTAMINARON el santuario, y falsearon la ley; para así poder responder satisfactoriamente a todos los prevaricadores que buscaran la "bendición divina, y la aprobación sacerdotal". EN MEDIO DE TODO ELLO, Sofonías proclama LA JUSTICIA DE YAHWEH, quien jamás se inclinaría a hacer maldad ni a consentirla, juzgando y condenando toda naturaleza desvergonzada, argumentando que el perverso no conoce la vergüenza, algo muy cierto.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA          02/12/2017            MENSAJE # 2157.

1 comentario:

  1. HASTA EN LAS CONDICIONES MÁS DRAMÁTICAS, ANTE UNA NACIÓN OBSTINADA QUE DISFRUTA DE HACER MALDAD, EL CORAZÓN DEL PADRE TIENE PROMESAS Y PALABRAS DE ESPERANZA; LO QUE NO SIGNIFICA QUE ÉL DEJARÁ DE HACER JUICIOS Y JUSTICIA. ¡NO NOS EQUIVOQUEMOS CON EL SEÑOR!

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