LIMA - PERÚ DOMINGO 29 DE OCTUBRE DEL 2017 MENSAJE # 2089
SALMO 50:13-15.
"He de comer yo carne de toros, o de beber sangre de machos cabríos? Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo; e invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás".
=== Yahweh Dios, en su calidad de Juez de toda la tierra, le hace saber a su pueblo que él los juzgará; de allí que solicite el Padre que le sean juntados todos sus santos, aquellos que con él hicieran pacto mediante un sacrificio, permitiendo que los cielos canten su justicia y lo contemplen en su accionar como Juez. Al hacer un acopio de todas las cosas que componían su relación con la nación escogida, nos revelará el valor de los sacrificios, de la forma en la que él los juzga y aprecia; haciendo notorio que todo lo que hay en el orbe pedestre es de su propiedad; y que él no necesita pedirnos a nosotros los sacrificios para poder sustentar su vida y presencia con nosotros, pues él es el dueño de todo, él lo creó, y él puede disponer de todo lo que diseñara a su antojo. ¿Para qué entonces eran los sacrificios? Para que su pueblo entendiera a través de ello su panorama relacional con la Deidad, y el valor que él le atribuía a la vida, la cual está en la sangre: "Porque todo ser vive por la sangre que está en él, y yo se la he dado a ustedes en el altar para que por medio de ella puedan ustedes pagar el rescate por su vida, pues es la sangre la que paga el rescate por su vida" (Levítico 17:11; versión Dios habla hoy). Si nuestra visión es la de un Dios carnívoro o sanguinario... ¡Estamos bien lejos de su intención en cuanto a la comunión en el plano de su justicia!
=== Y luego, el Padre los invita a entender el significado real de los sacrificios, que los impulsaran hacia él en alabanza, y no en cuanto al valor monetario de los kilogramos de carne o litros de sangre, lo cual pone en nuestras retinas una falsa percepción del amor divino, y de lo bello de una relación divino-humana que tendría que interpretarse por el sentir de los corazones de los alabadores y adoradores. Los sacrificios podían apuntar a verse restituidos o recobrados para la relación; pero lo que la mantenía era el hecho de que la Deidad recibiera de ellos el testimonio de su afecto particular por ser Dios quien es, por el regalo de su presencia en medio de ellos, por todas las cosas buenas y las bendiciones que a diario componen esa relación en los tonos correspondientes. Dios no quiere excusas, lamentos y disculpas constantes, como si eso fuera su deleite o lo único importante. La carne y la sangre de los animales muertos y desangrados era un espectáculo deprimente para el Dios vivo, que lo único que deseara es que correspondieran a sus afectos, a sus bendiciones, y a su magnífico dispensarse a favor de ellos. Dios quería que lo amaran así como él los amaba, para poder sentirse uno con ellos y disfrutar de la comunión de los adoradores con el adorado.
=== La alabanza es el tácito reconocimiento por el favor divino, por su fidelidad y providencia, por todas las cosas buenas que de él se reciben diariamente. Y el pago de los votos al Altísimo, sugiere algo semejante a los sacrificios de olor fragante, a las ofrendas de hocolaustos que eran combustionadas totalmente, pues era un rendido homenaje a Dios, SÓLO PARA ÉL. Nuestro voto supone un compromiso adquirido con la Deidad, y lo último en convertirse al Señor es la billetera, doliéndose de tener que dar, o mirándolo como una onerosa obligación, siendo por ello fácil el olvidarlo o postergarlo. De la exactitud de nuestra interpretación de estos dos detalles para con Yahweh, es que surge la certeza de que él estará con nosotros en el día de la angustia, y al vernos librados de toda maldad, y cubiertos bajo la sombra de sus alas... ¡Cómo se alegra nuestro corazón! Y es de allí de donde surgen los corazones agradecidos y prorrumpimos en júbilo al ver el cuidado del Padre para con nosotros, y nos inclinamos para honrarlo por su bendita fidelidad.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 29/10/2017 MENSAJE # 2089.
"He de comer yo carne de toros, o de beber sangre de machos cabríos? Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo; e invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás".
=== Yahweh Dios, en su calidad de Juez de toda la tierra, le hace saber a su pueblo que él los juzgará; de allí que solicite el Padre que le sean juntados todos sus santos, aquellos que con él hicieran pacto mediante un sacrificio, permitiendo que los cielos canten su justicia y lo contemplen en su accionar como Juez. Al hacer un acopio de todas las cosas que componían su relación con la nación escogida, nos revelará el valor de los sacrificios, de la forma en la que él los juzga y aprecia; haciendo notorio que todo lo que hay en el orbe pedestre es de su propiedad; y que él no necesita pedirnos a nosotros los sacrificios para poder sustentar su vida y presencia con nosotros, pues él es el dueño de todo, él lo creó, y él puede disponer de todo lo que diseñara a su antojo. ¿Para qué entonces eran los sacrificios? Para que su pueblo entendiera a través de ello su panorama relacional con la Deidad, y el valor que él le atribuía a la vida, la cual está en la sangre: "Porque todo ser vive por la sangre que está en él, y yo se la he dado a ustedes en el altar para que por medio de ella puedan ustedes pagar el rescate por su vida, pues es la sangre la que paga el rescate por su vida" (Levítico 17:11; versión Dios habla hoy). Si nuestra visión es la de un Dios carnívoro o sanguinario... ¡Estamos bien lejos de su intención en cuanto a la comunión en el plano de su justicia!
=== Y luego, el Padre los invita a entender el significado real de los sacrificios, que los impulsaran hacia él en alabanza, y no en cuanto al valor monetario de los kilogramos de carne o litros de sangre, lo cual pone en nuestras retinas una falsa percepción del amor divino, y de lo bello de una relación divino-humana que tendría que interpretarse por el sentir de los corazones de los alabadores y adoradores. Los sacrificios podían apuntar a verse restituidos o recobrados para la relación; pero lo que la mantenía era el hecho de que la Deidad recibiera de ellos el testimonio de su afecto particular por ser Dios quien es, por el regalo de su presencia en medio de ellos, por todas las cosas buenas y las bendiciones que a diario componen esa relación en los tonos correspondientes. Dios no quiere excusas, lamentos y disculpas constantes, como si eso fuera su deleite o lo único importante. La carne y la sangre de los animales muertos y desangrados era un espectáculo deprimente para el Dios vivo, que lo único que deseara es que correspondieran a sus afectos, a sus bendiciones, y a su magnífico dispensarse a favor de ellos. Dios quería que lo amaran así como él los amaba, para poder sentirse uno con ellos y disfrutar de la comunión de los adoradores con el adorado.
=== La alabanza es el tácito reconocimiento por el favor divino, por su fidelidad y providencia, por todas las cosas buenas que de él se reciben diariamente. Y el pago de los votos al Altísimo, sugiere algo semejante a los sacrificios de olor fragante, a las ofrendas de hocolaustos que eran combustionadas totalmente, pues era un rendido homenaje a Dios, SÓLO PARA ÉL. Nuestro voto supone un compromiso adquirido con la Deidad, y lo último en convertirse al Señor es la billetera, doliéndose de tener que dar, o mirándolo como una onerosa obligación, siendo por ello fácil el olvidarlo o postergarlo. De la exactitud de nuestra interpretación de estos dos detalles para con Yahweh, es que surge la certeza de que él estará con nosotros en el día de la angustia, y al vernos librados de toda maldad, y cubiertos bajo la sombra de sus alas... ¡Cómo se alegra nuestro corazón! Y es de allí de donde surgen los corazones agradecidos y prorrumpimos en júbilo al ver el cuidado del Padre para con nosotros, y nos inclinamos para honrarlo por su bendita fidelidad.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 29/10/2017 MENSAJE # 2089.
SOMOS LLAMADOS A CULTIVAR UN PANORAMA RELACIONAL CON LA DEIDAD A NIVEL ÓPTIMO. ES PRECISO OBTENER UN CABAL ENTENDIMIENTO SOBRE LOS VALORES DE LA COMUNIÓN CÉLICO-PEDESTRE, DE MODO QUE PODAMOS DISFRUTAR ABUNDANTEMENTE DE LA GRACIA DIVINAL.
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