LIMA - PERÚ MARTES 10 DE OCTUBRE DEL 2017 MENSAJE # 2051
TERCERA DE JUAN 9-10.
"Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, ya los que quieren recibirlos se lo prohibe, y los expulsa de la iglesia".
=== Esta breve misiva nos presenta a tres individuos cuyas naturalezas son tan peculiares como su participación a nivel eclesial. Entre ellos se distingue nítidamente la figura de Gayo, quien es el destinatario de esta carta, un siervo de Dios que ha llegado a ser un elemento connotado a nivel local, y quien parece ser la persona más centrada y receptiva de esta localidad a la que Juan quiso escribirle en forma reiterada, sin que sus misivas parecieran llegar a destino; y es que juntamente con estos vasos escogidos (Gayo, Demetrio), habia un individuo que había logrado una hegemonia total a nivel eclesial, el cual interceptaba los escritos apostólicos, y los destruía sistemáticamente, habiéndose encargado de desvincular a la iglesia de la comunión apostólica; tanto a nivel de las comunicaciones escritas, como de las participaciones del ministerio itinerante; el mismo que se diera tremendos chascos al verse rechazados de plano, no acertando a explicarse los miembros del equipo el porqué; siendo que venían de parte del apóstol Juan, el único sobreviviente de los doce apóstoles del Cordero. Y no fue sino hasta que Juan tuvo un informe fidedigno de lo que pasaba en esa localidad, que se puso al tanto sobre la "dictadura diotrefana". ¿Cómo pudo acontecer algo así a nivel eclesial?
=== El grupo de ancianos colaboradores de esta localidad, habían ido cediendo a la influencia que determinara la recia personalidad, la singular elocuencia, y la capacidad administrativa de Diótrefes, un personaje múltiple que paulatinamente se fue haciendo de un liderazgo de tipo totalitario; y al ir cediendo las instancias al brillante orador locatario, toda la autoridad y poder le fueron cedidas poco a poco, hasta apoderarse del manejo y destinos congregacionales, forjando un clero local que lo tenía a él como una especie de sumo sacerdote, u obispo supremo que fuera anulando toda autoridad, hasta tenerla toda en su puño férreo, desarticulando el presbiterio, forjando de los tales a ilustres convidados de piedra, y obispos "Chi cheñó", quienes dieran el amén a todos los úcases (decisiones dictatoriales) del zar locatario; siendo presos de una falta total de valor ante la recia hegemonía del "sustentado por Júpiter", pues ese era el sigificado de su nombre, La despersonalizada junta de ancianos gobernantes había abdicado en su panorama representativo y autoritativo, pasando a ser simplemente figurativos, como casi siempre pasa en localidades cuya comunión es muy relativa y bastante distante.
=== Una característica de estos ministros dictatoriales es que les gusta ocupar el primer lugar; y la de los otros, es el ir dejando todo en dominio de uno para no ocuparse de nada positivo a nivel local, y echarle la culpa al líder supremo si algo sale mal o sobreviene el fracaso. Tan trágica es la hegemonía de un dictador; como la dejadez y abandono que permiten que ello acontezca. El rechazo a la presencia de Juan, o de alguno de sus coadjutores o enviados para impartir la palabra o mantenerlos al día en cuanto al divino fluir, se debía al temor que sentía el "dictadorzuelo de pacotilla" de que la verdadera autoridad conferida por el Señor, lo dejara en ridículo, haciéndolo ver en su exacta dimensión; más aún si se revelara su total falta de apoyo por los fundadores de la iglesia dentro de los cánones apostólicos, reduciendo a la total impotencia al fanfarrón que durante tanto tiempo los gobernara sin el apoyo divinal. La iglesia debe fluir con la asesoría espiritual apostólica, siendo gobernada por un grupo de ancianos locales que sean aptos para el ministerio a nivel eclesial con las características que Pablo menciona en Primera de Timoteo y Tito.
"Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, ya los que quieren recibirlos se lo prohibe, y los expulsa de la iglesia".
=== Esta breve misiva nos presenta a tres individuos cuyas naturalezas son tan peculiares como su participación a nivel eclesial. Entre ellos se distingue nítidamente la figura de Gayo, quien es el destinatario de esta carta, un siervo de Dios que ha llegado a ser un elemento connotado a nivel local, y quien parece ser la persona más centrada y receptiva de esta localidad a la que Juan quiso escribirle en forma reiterada, sin que sus misivas parecieran llegar a destino; y es que juntamente con estos vasos escogidos (Gayo, Demetrio), habia un individuo que había logrado una hegemonia total a nivel eclesial, el cual interceptaba los escritos apostólicos, y los destruía sistemáticamente, habiéndose encargado de desvincular a la iglesia de la comunión apostólica; tanto a nivel de las comunicaciones escritas, como de las participaciones del ministerio itinerante; el mismo que se diera tremendos chascos al verse rechazados de plano, no acertando a explicarse los miembros del equipo el porqué; siendo que venían de parte del apóstol Juan, el único sobreviviente de los doce apóstoles del Cordero. Y no fue sino hasta que Juan tuvo un informe fidedigno de lo que pasaba en esa localidad, que se puso al tanto sobre la "dictadura diotrefana". ¿Cómo pudo acontecer algo así a nivel eclesial?
=== El grupo de ancianos colaboradores de esta localidad, habían ido cediendo a la influencia que determinara la recia personalidad, la singular elocuencia, y la capacidad administrativa de Diótrefes, un personaje múltiple que paulatinamente se fue haciendo de un liderazgo de tipo totalitario; y al ir cediendo las instancias al brillante orador locatario, toda la autoridad y poder le fueron cedidas poco a poco, hasta apoderarse del manejo y destinos congregacionales, forjando un clero local que lo tenía a él como una especie de sumo sacerdote, u obispo supremo que fuera anulando toda autoridad, hasta tenerla toda en su puño férreo, desarticulando el presbiterio, forjando de los tales a ilustres convidados de piedra, y obispos "Chi cheñó", quienes dieran el amén a todos los úcases (decisiones dictatoriales) del zar locatario; siendo presos de una falta total de valor ante la recia hegemonía del "sustentado por Júpiter", pues ese era el sigificado de su nombre, La despersonalizada junta de ancianos gobernantes había abdicado en su panorama representativo y autoritativo, pasando a ser simplemente figurativos, como casi siempre pasa en localidades cuya comunión es muy relativa y bastante distante.
=== Una característica de estos ministros dictatoriales es que les gusta ocupar el primer lugar; y la de los otros, es el ir dejando todo en dominio de uno para no ocuparse de nada positivo a nivel local, y echarle la culpa al líder supremo si algo sale mal o sobreviene el fracaso. Tan trágica es la hegemonía de un dictador; como la dejadez y abandono que permiten que ello acontezca. El rechazo a la presencia de Juan, o de alguno de sus coadjutores o enviados para impartir la palabra o mantenerlos al día en cuanto al divino fluir, se debía al temor que sentía el "dictadorzuelo de pacotilla" de que la verdadera autoridad conferida por el Señor, lo dejara en ridículo, haciéndolo ver en su exacta dimensión; más aún si se revelara su total falta de apoyo por los fundadores de la iglesia dentro de los cánones apostólicos, reduciendo a la total impotencia al fanfarrón que durante tanto tiempo los gobernara sin el apoyo divinal. La iglesia debe fluir con la asesoría espiritual apostólica, siendo gobernada por un grupo de ancianos locales que sean aptos para el ministerio a nivel eclesial con las características que Pablo menciona en Primera de Timoteo y Tito.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 10/10/2017 MENSAJE # 2051.
EL DEVOLVER UNA LOCALIDAD ECLESIAL AL ORDEN DIVINAL IMPLICA UNA DEDCACIÓN ESPECIAL AL RECOBRO DE LA ARMONIA A NIVEL DE TODA LA GREY, RETORNANDO A LA LOCALIDAD EL ASPECTO DE LA COMUNIÓN TOTAL CON LA DEIDAD EN LA FORMA QUE DIOS SE AGRADE.
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