LIMA - PERÚ DOMINGO 12 DE NOVIEMBRE DEL 2017 MENSAJE # 2117
EZEQUIEL 9:4-5, 6b.
"Y le dijo Yahweh: pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo ni tengáis misericordia... pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzad por mi santuario...".
=== Si bien las conciencias sensibles se pueden sentir consternadas con semejante mandato del Señor, es porque no han considerado puntualmente el por qué del sumarísimo juicio divino. Algo que a renglón seguido explicará Yahweh al profeta Ezequiel: "Y me dijo: La maldad de la casa de Israel y de Judá es grande sobremanera, pues la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de perversidad; porque han dicho: Ha abandonado Yahweh la tierra, y Yahweh no ve. Así, pues, haré yo; mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia; haré recaer el camino de ellos sobre sus propias cabezas" (Ez.9:9-10). Aquí es expuesta de modo muy particular toda la maldad de la raza hebrea, tanto de las diez tribus del norte, como las dos del sur. Aquellos que ingresaron a la tierra de promisión con el divino aval, y que se hicieron de ella tras muchas batallas, se sintieron en esta fase crítica los legítimos dueños del territorio conquistado, y decidieron arbitrariamente romper su pacto con la Deidad, no aquilatando más su voluntad, y siguiendo el pensamiento de sus malvados corazones, llevando esta situación al extremo, y asumiendo la impresión de que podían poner a Dios "de patitas en la calle"; obrando según sus torcidos pareceres, y superando la maldad de las naciones circunvecinas, provocando a ira al Señor de los ejércitos, recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.
=== Puede que la naturaleza longánime de nuestro buen Dios y Salvador no logre conjugar sus bondades y su gracia con la naturaleza necia y obstinada de los que son objeto de su amor y de su misericordia. Su amor, implica lo total, desbordándose a nuestro favor gloriosa y gozosamente; pero cuando hablamos de su misericordia, eso es otro asunto. Que Dios sea considerado con nuestro estado miserable, no indica que esté de acuerdo con nuestra línea conductual, la misma que ha de ser modificada si queremos mantenernos en su amor. Cuando llevamos esa longanimidad al límite, sobreviene el juicio divino sin atenuantes. En el trámite de estas revelaciones que Dios le hace a Ezequiel, y a través de él, a nosotros; debemos comprender porqué ardía la ira divina hasta no hallar sosiego. Cada uno de los diez mandamientos se vio quebrantado por toda la nación hebraica (Por favor, querido lector, lea todo el libro de Ezequiel para que vea la justicia divina, su bondad para con la nación pervertida, sus promesas de redención a futuro [el juicio ya era ineludible], y todo lo demás). Todas estas cosas estaban aconteciendo en el contexto de la comunión célico-pedestre con una nación que solamente se complacía en ofender a Dios, pecar hasta el hartazgo, explotar a los pobres, violar a las mujeres en su impureza menstrual, adulterar, estafar y robar, etc.
=== La gracia y la bondad del Padre se muestran en aquellas personas que fueran marcadas en la frente para no sufrir las consecuencias del juicio divino que sobrevino sobre la nación hebrea, implicando que Dios no iba a destruir al remanente de Israel y de Judá; sino solamente a la gente perversa que contaminara la heredad que Dios les concediera en calidad de herederos de Abraham, Isaac y Jacob; los hombres de su memorial. Si Dios no se tomara la molestia de informarnos fidedignamente del porqué de sus determinaciones, probablemente nos sentiríamos inclinados a verlo como un Ser durísimo, un Juez draconiano, un cruel Dictador, o alguna cosa como esas. Pero Dios le permitió ver al profeta Ezequiel todas las maldades que la nación practicara a escondidas, violando las dos tablas de la ley que componían su relación con la Deidad en términos reales, bendiciéndolos el Padre en todas las áreas conforme a su compromiso bilateral con ellos. El quebrantamiento del pacto suponía un juicio a cargo del socio agraviado. actuando conforme a los acuerdos fijados entre ambos con antelación, los cuales habían de ser respetados para convalidar dicha relación. ¿Estamos cumpliendo a cabalidad nuestros acuerdos con la Deidad dentro de los límites de su gracia?
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 12/11/2017 MENSAJE # 2117
"Y le dijo Yahweh: pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo ni tengáis misericordia... pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzad por mi santuario...".
=== Si bien las conciencias sensibles se pueden sentir consternadas con semejante mandato del Señor, es porque no han considerado puntualmente el por qué del sumarísimo juicio divino. Algo que a renglón seguido explicará Yahweh al profeta Ezequiel: "Y me dijo: La maldad de la casa de Israel y de Judá es grande sobremanera, pues la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de perversidad; porque han dicho: Ha abandonado Yahweh la tierra, y Yahweh no ve. Así, pues, haré yo; mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia; haré recaer el camino de ellos sobre sus propias cabezas" (Ez.9:9-10). Aquí es expuesta de modo muy particular toda la maldad de la raza hebrea, tanto de las diez tribus del norte, como las dos del sur. Aquellos que ingresaron a la tierra de promisión con el divino aval, y que se hicieron de ella tras muchas batallas, se sintieron en esta fase crítica los legítimos dueños del territorio conquistado, y decidieron arbitrariamente romper su pacto con la Deidad, no aquilatando más su voluntad, y siguiendo el pensamiento de sus malvados corazones, llevando esta situación al extremo, y asumiendo la impresión de que podían poner a Dios "de patitas en la calle"; obrando según sus torcidos pareceres, y superando la maldad de las naciones circunvecinas, provocando a ira al Señor de los ejércitos, recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.
=== Puede que la naturaleza longánime de nuestro buen Dios y Salvador no logre conjugar sus bondades y su gracia con la naturaleza necia y obstinada de los que son objeto de su amor y de su misericordia. Su amor, implica lo total, desbordándose a nuestro favor gloriosa y gozosamente; pero cuando hablamos de su misericordia, eso es otro asunto. Que Dios sea considerado con nuestro estado miserable, no indica que esté de acuerdo con nuestra línea conductual, la misma que ha de ser modificada si queremos mantenernos en su amor. Cuando llevamos esa longanimidad al límite, sobreviene el juicio divino sin atenuantes. En el trámite de estas revelaciones que Dios le hace a Ezequiel, y a través de él, a nosotros; debemos comprender porqué ardía la ira divina hasta no hallar sosiego. Cada uno de los diez mandamientos se vio quebrantado por toda la nación hebraica (Por favor, querido lector, lea todo el libro de Ezequiel para que vea la justicia divina, su bondad para con la nación pervertida, sus promesas de redención a futuro [el juicio ya era ineludible], y todo lo demás). Todas estas cosas estaban aconteciendo en el contexto de la comunión célico-pedestre con una nación que solamente se complacía en ofender a Dios, pecar hasta el hartazgo, explotar a los pobres, violar a las mujeres en su impureza menstrual, adulterar, estafar y robar, etc.
=== La gracia y la bondad del Padre se muestran en aquellas personas que fueran marcadas en la frente para no sufrir las consecuencias del juicio divino que sobrevino sobre la nación hebrea, implicando que Dios no iba a destruir al remanente de Israel y de Judá; sino solamente a la gente perversa que contaminara la heredad que Dios les concediera en calidad de herederos de Abraham, Isaac y Jacob; los hombres de su memorial. Si Dios no se tomara la molestia de informarnos fidedignamente del porqué de sus determinaciones, probablemente nos sentiríamos inclinados a verlo como un Ser durísimo, un Juez draconiano, un cruel Dictador, o alguna cosa como esas. Pero Dios le permitió ver al profeta Ezequiel todas las maldades que la nación practicara a escondidas, violando las dos tablas de la ley que componían su relación con la Deidad en términos reales, bendiciéndolos el Padre en todas las áreas conforme a su compromiso bilateral con ellos. El quebrantamiento del pacto suponía un juicio a cargo del socio agraviado. actuando conforme a los acuerdos fijados entre ambos con antelación, los cuales habían de ser respetados para convalidar dicha relación. ¿Estamos cumpliendo a cabalidad nuestros acuerdos con la Deidad dentro de los límites de su gracia?
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 12/11/2017 MENSAJE # 2117
EL PECADO ENCUBIERTO, EL DESCARADO, Y LA MALDAD MANIFIESTA EN LA NACIÓN HEBREA, TRAJO EL JUICIO INELUDIBLE CONTRA ELLOS, PORQUE YAHWEH ES JUSTO, Y NO PUEDE TENER POR INOCENTE AL CULPABLE. MANTENGÁMONOS EN EL CONTEXTO DE LA OBEDIENCIA AL ORDEN DIVNO.
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