viernes, 10 de noviembre de 2017

LOS ANHELOS DE NUESTROS CORAZONES, EN LO TOCANTE AL SERVICIO DE LOS SANTOS TIENEN PAUTAS ESPECÍFICAS, Y HEMOS DE HACER UN ANÁLISIS DE NUESTRAS DOTACIONES Y NUESTRAS INTENCIONES, PARA VER SI ESTAMOS APTOS PARA EL SERVICIO ÚTIL A LA IGLESIA DE DIOS.

LIMA - PERÚ   VIERNES 10 DE NOVIEMBRE DEL 2017         MENSAJE # 2114

MEDITACIONES VARIAS

Primera de Timoteo 3:1.

"Palabra fiel, si alguno anhela obispado, buena obra desea".

=== El servicio cristiano es una hermosa aspiración, y algo que merece elogio por parte de todos los que conocemos al Señor.

=== Algunos ansiamos liderazgo; otros queremos poder; otros, fama y reconocimiento; y otros la posibilidad de ser "el candidato más apetecible" para la chica más linda de la congregación.

=== Todo ello nos hace acariciar la "humilde pretensión" de ser un obispo o un anciano en la Iglesia, y quisiéramos tener una opción.

=== Mas Pablo adereza este deseo del corazón con un ferviente anhelo de servicio, y no de alcanzar un lugar de influencia, o de gobernación para adquirir poder, fama o gloria personales.

=== Si nuestro anhelo no es el servicio eficiente en el avance de la obra, y la edificación de la Iglesia del Dios viviente, NO SOMOS DIGNOS DE TAN DOBLADO HONOR.

=== Abigail, al ser requerida por David como esposa, dijo: "He aquí tu sierva, que será una sirva para lavar los pies de los siervos de mi Señor" (1R.25:41).


=== - Oiga, yo quiero predicar y enseñar; y claro, apacentar y gobernar, ¿No es eso suficientemente espiritual?

=== El apóstol no responde a las iniciativas que nos mueven a solicitar esta dignidad; simplemente señala los requisitos para ancianos y diáconos, esperando que DEMOS LA TALLA a lo solicitado por el Señor para edificar el cuerpo de Cristo.

=== Pablo no busca desalentarnos; quiere que estemos persuadidos de nuestra idoneidad para ser elevados a tal responsabilidad.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA          10/11/2017       MENSAJE # 2114

1 comentario:

  1. LA DISPOSICIÓN DE NUESTROS CORAZONES DEBE LLEVARNOS A ACEPTAR HUMILDEMENTE LO QUE EL PADRE DEPARA PARA NOSOTROS. DEJEMOS LA ARROGANCIA, Y ASUMAMOS UNA NATURALEZA DE SERVICIO QUE COHESIONE AÚN MÁS EL CUERPO DE CRISTO.

    ResponderEliminar