LIMA - PERÚ SÁBADO 25 DE NOVIEMBRE DEL 2017 MENSAJE # 2143
PRIMERA DE PEDRO 1:1-5.
"Pedro, apóstol de Jesucristo, a los... elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero".
=== El apóstol, como en toda misiva hebraica, hace sus saludos, e introduce el tópico que tratará con los santos, mostrándonos, por un lado, la elección (con el fin de destacar su naturaleza soberana); y su claro conocimiento de los hechos y las personas a lo largo de las edades, y el cómo corresponderán éstas al cortejo divino para la cobertura de su propósito, optimizándose los resultados (esto dentro de su presciencia, anticipándonos los resultados del divino obrar en el plano generacional por su visión de eternidad a eternidad, conociendo a cabalidad lo que acontecerá en la corriente del tiempo). Para el Padre no hay hechos inconexos, ni arreglos de última hora para forzar las cosas; sino una adecuada planificación que focalizará su beneplácito en el contexto de las edades, pudiendo sus autoridades delegadas en la corriente del tiempo expresar serenamente, y con propiedad, de las cosas como hechos cumplidos; y no meramente como posibilidades (Ro.4:16-25, 17e). Estas declaraciones pedrinas son básicas para que los santos de las edades, en el contexto de la gracia, estén seguros de la fidelidad divina, y de su obrar providencial para cubrir su plan y propósito con cada quién. Pedro no luce dubitativo respecto a nuestro destino eternal; sino plenamente convencido del poder del Padre para ejecutar a su sazón todo lo que él planificara desde la eternidad pasada, afectando la cronología humana con absoluta certeza y precisión, poniendo en nuestros corazones una dulce esperanza, y no una inquietud que mantenga el alma en zozobra.
=== La santificación del Espíritu, nos revela el cómo Dios Padre ordena las cosas, ubicándolas en su contexto, haciendo que la amalgama Espíritu divino, y espíritu humano, se acomoden llevando lo espiritual a lo espiritual, produciéndose el espiritual fluir que agrada al Padre y lo llena de gozo, haciendo de nosotros sus instrumentos en cada generación (1Co.2:10-13, 13e). El curso que seguimos, unidos al Espíritu Santo en plan y propósito, produce la obediencia que nos lleva de un punto a otro en el sentido del divino obrar, y cada gota de sangre salpicada sobre los ungidos, se convierte en un testigo de la vida sobrenatural que en nosotros se manifestará vez tras vez, haciendo que nuestras coordinaciones con el Paracleto no sean forzadas ni casuales; sino consentidas y gloriosamente compartidas, obrando naturalmente en lo sobrenatural; hasta que ello se haya constituido en nuestro estilo de vida; y no en las ataduras o bridas que usan los corceles indóciles, sintiéndonos como centauros, compartiendo con el Paracleto un mismo sentir, y siendo una prolongación eficaz de sus movimientos al hacer la voluntad del Padre, en aquella combinación divino-humana que lo honra, mostrando lo unidos que a él estamos en espíritu y verdad. Es de este modo que la gracia y la paz (el valor de lo obtenido, y su resultado en nosotros, se agudizará para nuestro deleite y gozo).
"Pedro, apóstol de Jesucristo, a los... elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero".
=== El apóstol, como en toda misiva hebraica, hace sus saludos, e introduce el tópico que tratará con los santos, mostrándonos, por un lado, la elección (con el fin de destacar su naturaleza soberana); y su claro conocimiento de los hechos y las personas a lo largo de las edades, y el cómo corresponderán éstas al cortejo divino para la cobertura de su propósito, optimizándose los resultados (esto dentro de su presciencia, anticipándonos los resultados del divino obrar en el plano generacional por su visión de eternidad a eternidad, conociendo a cabalidad lo que acontecerá en la corriente del tiempo). Para el Padre no hay hechos inconexos, ni arreglos de última hora para forzar las cosas; sino una adecuada planificación que focalizará su beneplácito en el contexto de las edades, pudiendo sus autoridades delegadas en la corriente del tiempo expresar serenamente, y con propiedad, de las cosas como hechos cumplidos; y no meramente como posibilidades (Ro.4:16-25, 17e). Estas declaraciones pedrinas son básicas para que los santos de las edades, en el contexto de la gracia, estén seguros de la fidelidad divina, y de su obrar providencial para cubrir su plan y propósito con cada quién. Pedro no luce dubitativo respecto a nuestro destino eternal; sino plenamente convencido del poder del Padre para ejecutar a su sazón todo lo que él planificara desde la eternidad pasada, afectando la cronología humana con absoluta certeza y precisión, poniendo en nuestros corazones una dulce esperanza, y no una inquietud que mantenga el alma en zozobra.
=== La santificación del Espíritu, nos revela el cómo Dios Padre ordena las cosas, ubicándolas en su contexto, haciendo que la amalgama Espíritu divino, y espíritu humano, se acomoden llevando lo espiritual a lo espiritual, produciéndose el espiritual fluir que agrada al Padre y lo llena de gozo, haciendo de nosotros sus instrumentos en cada generación (1Co.2:10-13, 13e). El curso que seguimos, unidos al Espíritu Santo en plan y propósito, produce la obediencia que nos lleva de un punto a otro en el sentido del divino obrar, y cada gota de sangre salpicada sobre los ungidos, se convierte en un testigo de la vida sobrenatural que en nosotros se manifestará vez tras vez, haciendo que nuestras coordinaciones con el Paracleto no sean forzadas ni casuales; sino consentidas y gloriosamente compartidas, obrando naturalmente en lo sobrenatural; hasta que ello se haya constituido en nuestro estilo de vida; y no en las ataduras o bridas que usan los corceles indóciles, sintiéndonos como centauros, compartiendo con el Paracleto un mismo sentir, y siendo una prolongación eficaz de sus movimientos al hacer la voluntad del Padre, en aquella combinación divino-humana que lo honra, mostrando lo unidos que a él estamos en espíritu y verdad. Es de este modo que la gracia y la paz (el valor de lo obtenido, y su resultado en nosotros, se agudizará para nuestro deleite y gozo).
=== La bendición apostólica, dirigida a la Deidad Paterna, y a su extensión antropomórfica a quien conocemos como nuestro Señor, nos mostrara su gran misericordia al hacernos renacer para una esperanza viva MEDIANTE LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO DE ENTRE LOS MUERTOS. Me fascina, me encanta, me llena cuando este detalle particular del Padre es mencionado como aquello que produce que nuestra esperanza se avive cada día, como algo que no puede ya más morir, pareciéndose al toque que De Vinci perpetuara en la capilla Sixtina al imaginar la creación, donde los índices de Adán y Yahweh nos muestran una comunicación de vida de orden profético, lo cual es como "tocar el cielo con las manos", percibiendo nuestra herencia como algo que no puede pudrirse o corromperse, algo que nada puede contaminar o hacer variar su naturaleza; que no se aja ni marchita; y que con su más pura sensibilidad te dice que está aguardando por ti, que es tuya, y que lo está disfrutando con antelación; hasta que los espíritus de los justos, hechos perfectos, se reúnan en aquella congregación de primogénitos que se rinde en adoración ante su Señor y Dios, quien los hiciera lo que son ante la presencia formidable y bendita del Padre celestial, quien lleno de solaz nos declara y reconoce como SUS HIJOS PRIMOGÉNITOS. Los que somos guardados por la fe, sabemos que ella serta manifestada plenamente en el día postrero, y seguimos peregrinando hasta nuestro celestial revestimiento (He.12:20-24) ¡Aleluya!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 25/11/2017 MENSAJE # 2143.
QUE NUESTROS CORAZONES SE SIENTAN LLENOS DE ESPERANZA POR LA OBRA REDENTORA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, Y QUE REPOSEMOS EN LA SEGURIDAD DE QUE LA VIDA DE RESURRECCIÓN QUE NOS FUERA IMPARTIDA TRASCENDERÁ EL PLANO NATURAL HASTA QUE LA SOBRENATURALIDAD NOS ENVUELVA TOTALMENTE
ResponderEliminarAMEN! GLORIA A DIOS POR LA REDENCION ETERNA PARA CON LOS ESCOGIDOS DE DIOS.
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