LIMA - PERÚ MARTES 09 DE ENERO DEL 2018 MENSAJE # 2233
NEHEMÍAS 2:17-20.
"Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio. Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien. Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey? Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén".
=== Un viaje de cinco meses, ya sea a pie o en lomo de bestia, era realmente agotador; y esos tres días de descanso eran para salir de ese cansancio y de recuperarse del cuerpo dolorido y maltrecho; y el cuarto día, ya recuperado, Nehemías rodeó con su cabalgadura todo el perímetro de la destruida ciudad, realizando una inspección ocular, y viendo la magnitud del trabajo que costaría volverla a recuperar, los gastos que habría que hacer, y la participación de cada uno de los restauradores para que todo se hiciera en el más breve plazo y competentemente. Al compartir todo ello con el resto de la gente, fue honesto en declarar la crisis situacional. La otrora gran ciudad era ahora un gran muladar; y mirarla y desencantarse era todo uno; pero para eso habían salido todos de Susa, para hacerse cargo de devolverle a la ciudad elegida la gloria de antaño. Nehemías no sólo se concentró en compartir el estado de las cosas, sino que buscó promover la restauración de todo porque se sentía bendecido y especialmente favorecido para la ejecución de tan magna tarea. El oprobio no es un buen lugar para vivir, ni estaba en el corazón de los restauradores el permanecer en esa condición. Al referir Nehemías la buena mano de Dios sobre él, las cesiones regias a todo lo que pidió, y que ERA EL TIEMPO PARA OBRAR DICHA RESTAURACIÓN, despertaron el espíritu de sus hermanos, y a una se decidieron a la tarea de reedificar y restaurar (vs.17-18).
=== Junto con la adecuada predisposición del ánimo judaico, y en paralelo; todos los que habían llegado al territorio traídos por los babilonios, y que poseían una fuerza armada no pequeña, miraron la presencia judaica como un estorbo para ellos. En las castas orientales los celos y las posiciones religiosas rigen sus sinos y sus actitudes; y lo que no puede ser asimilado en idolátrica confluencia, es tenido por antagónico, insufrible y despreciable. Setenta años como posesionarios, habían hecho de esas generaciones mezcladas una nueva casta, sincretista y amorfa; pero su posición implicaba para ellos una identidad que el pueblo judío desconociera por tres motivos básicos:
(1) No tenían parte.- Vale decir que entre la tierra y esa gente no había absolutamente nada en común. Ellos habían sido desterrados para ir hasta allá con el fin de desaparecer el concepto patria, identificándolos como parias, y como gente que había perdido su identidad.
(2) A ellos no les correspondía el derecho inalienable que Israel sí poseía como su arraigo territorial, algo que el rey persa Ciro, Darío y Artajerjes, dieran como un hecho consolidado, sobre el cual no había contradicción.
(3) No tenían memoria en Jerusalén.- Siendo una raza distinta, y perteneciendo a otras castas en otros territorios, la tierra misma los desconocía, mirándolos como extraños y peregrinos en una tierra que ni fue, no era, ni sería suya. Israel había recibido la tierra prometida en calidad de herencia divinal, y a partir de entonces Israel poseía una memoria asociada a Canaán por decreto divino.
=== Todas las afrentas verbales, venidas de estos personajillos poderosos; eran el resultado de una falsa concepción; tan es así, que cuando el rey persa se comunicó con los gobernadores del otro lado del río, no les envío misiva alguna a estos tres tipejos: Sanbalat, Tobías y Gesem. Si los tales habían alcanzado notoriedad en aquel lugar, no estaban entre los que el rey persa considerara como gobernantes, sátrapas o líderes. Digo esto porque para ellos era una sorpresa que el pueblo israelita estuviera edificando la ciudad jerosolimitana. De allí las preguntas que les hicieran a los líderes hebreos sobre la autorización correspondiente. Ni ellos tenían la autoridad para pedir razones; ni había por qué dárselas. ¡Muy merecido el rechazo que se les hizo! Así debemos rechazar al enemigo cuando pretenda perturbarnos en lo concerniente a nuestra herencia divinal.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 09/01/2018 MENSAJE # 2233.
"Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio. Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien. Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey? Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén".
=== Un viaje de cinco meses, ya sea a pie o en lomo de bestia, era realmente agotador; y esos tres días de descanso eran para salir de ese cansancio y de recuperarse del cuerpo dolorido y maltrecho; y el cuarto día, ya recuperado, Nehemías rodeó con su cabalgadura todo el perímetro de la destruida ciudad, realizando una inspección ocular, y viendo la magnitud del trabajo que costaría volverla a recuperar, los gastos que habría que hacer, y la participación de cada uno de los restauradores para que todo se hiciera en el más breve plazo y competentemente. Al compartir todo ello con el resto de la gente, fue honesto en declarar la crisis situacional. La otrora gran ciudad era ahora un gran muladar; y mirarla y desencantarse era todo uno; pero para eso habían salido todos de Susa, para hacerse cargo de devolverle a la ciudad elegida la gloria de antaño. Nehemías no sólo se concentró en compartir el estado de las cosas, sino que buscó promover la restauración de todo porque se sentía bendecido y especialmente favorecido para la ejecución de tan magna tarea. El oprobio no es un buen lugar para vivir, ni estaba en el corazón de los restauradores el permanecer en esa condición. Al referir Nehemías la buena mano de Dios sobre él, las cesiones regias a todo lo que pidió, y que ERA EL TIEMPO PARA OBRAR DICHA RESTAURACIÓN, despertaron el espíritu de sus hermanos, y a una se decidieron a la tarea de reedificar y restaurar (vs.17-18).
=== Junto con la adecuada predisposición del ánimo judaico, y en paralelo; todos los que habían llegado al territorio traídos por los babilonios, y que poseían una fuerza armada no pequeña, miraron la presencia judaica como un estorbo para ellos. En las castas orientales los celos y las posiciones religiosas rigen sus sinos y sus actitudes; y lo que no puede ser asimilado en idolátrica confluencia, es tenido por antagónico, insufrible y despreciable. Setenta años como posesionarios, habían hecho de esas generaciones mezcladas una nueva casta, sincretista y amorfa; pero su posición implicaba para ellos una identidad que el pueblo judío desconociera por tres motivos básicos:
(1) No tenían parte.- Vale decir que entre la tierra y esa gente no había absolutamente nada en común. Ellos habían sido desterrados para ir hasta allá con el fin de desaparecer el concepto patria, identificándolos como parias, y como gente que había perdido su identidad.
(2) A ellos no les correspondía el derecho inalienable que Israel sí poseía como su arraigo territorial, algo que el rey persa Ciro, Darío y Artajerjes, dieran como un hecho consolidado, sobre el cual no había contradicción.
(3) No tenían memoria en Jerusalén.- Siendo una raza distinta, y perteneciendo a otras castas en otros territorios, la tierra misma los desconocía, mirándolos como extraños y peregrinos en una tierra que ni fue, no era, ni sería suya. Israel había recibido la tierra prometida en calidad de herencia divinal, y a partir de entonces Israel poseía una memoria asociada a Canaán por decreto divino.
=== Todas las afrentas verbales, venidas de estos personajillos poderosos; eran el resultado de una falsa concepción; tan es así, que cuando el rey persa se comunicó con los gobernadores del otro lado del río, no les envío misiva alguna a estos tres tipejos: Sanbalat, Tobías y Gesem. Si los tales habían alcanzado notoriedad en aquel lugar, no estaban entre los que el rey persa considerara como gobernantes, sátrapas o líderes. Digo esto porque para ellos era una sorpresa que el pueblo israelita estuviera edificando la ciudad jerosolimitana. De allí las preguntas que les hicieran a los líderes hebreos sobre la autorización correspondiente. Ni ellos tenían la autoridad para pedir razones; ni había por qué dárselas. ¡Muy merecido el rechazo que se les hizo! Así debemos rechazar al enemigo cuando pretenda perturbarnos en lo concerniente a nuestra herencia divinal.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 09/01/2018 MENSAJE # 2233.
CUANDO NUESTRA RELACIÓN CON DIOS ES ADMITIDA COMO REAL, VIGENTE Y ETERNAL; NUESTRO CORAZÓN SE CONSTRIÑE, SE HUMILLA Y BUSCA EL ROSTRO DE DIOS CON UN INTERÉS CADA VEZ MAYOR, ENTENDIENDO QUE EN ELLO LE VA LA VIDA, Y QUE ELLO CONSTITUYE SU HERENCIA.
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