LIMA - PERÚ DOMINGO 28 DE ENERO DEL 2018 MENSAJE # 2271
EZEQUIEL 8:1-4.
"En el sexto año, en el mes sexto, a los cinco días del mes, aconteció que estaba yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, y allí se posó sobre mí la mano de Yahweh el Señor. Y miré, y he aquí una figura que parecía de hombre; desde sus lomos para abajo, fuego; y desde sus lomos para arriba parecía resplandor, el aspecto de bronce refulgente. Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que provoca a celos. Y he aquí, allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo".
=== Lo que el profeta Ezequiel nos describe aquí, después de haber visto la gloria de Yahweh en más de una ocasión, observando el carro de Dios del capítulo uno como una entidad viva en la que él viaja y establece lo que hace y hará; (me refiero al trono de Dios, el cristal maravilloso en el que éste reposa, los querubines que lo sostienen, y las ruedas que hacen que todo el conjunto se desplace a donde el Señor quiere para la ejecución de su voluntad en el contexto generacional de las edades), y se nos muestra el desdoblamiento del panorama espiritual sobrenatural (porque Ezequiel seguirá con su cuerpo físico ante los ancianos israelitas como en un estado de animación suspendida), mientras que el Padre le muestra el plano íntimo de quienes dirigen la nación hebrea, y su dedicación al paganismo idólatra, pretendiendo que Yahweh no se da por entendido, o que ignora lo que ellos hacen ocultamente (¡Qué tales monumentos a la ingenuidad!). Es preciso que el lector comprenda, pues, lo que Dios hace sobrenaturalmente, desplazando a Ezequiel de un punto a otro para ver lo que está escondido de los ojos naturales, pero que Yahweh conoce muy bien, tienen para nosotros un significado profundo y bendito: "Y no hay cosa creada que no sea MANIFIESTA EN SU PRESENCIA; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta" (He.4:13).
=== Los ancianos están físicamente prrsentes en el hogar de Ezequiel, como buscando algo de Dios, y es en ese instante que el profeta entra en un éxtasis que hace que su espíritu salga de él, y sea llevado hacia el lugar donde el templo estaba situado, después que sobre él se posara la mano del Señor, implicando que todo lo que pasaría mostraría una divina operación. Al ser tocado por la mano de Dios, Ezequiel ingresa en el ambiente espiritual trascendente, viendo los movimientos de aquel ser de humana apariencia, pero de forma dual, siendo fuego desde sus lomos hacia abajo; y de aspecto semejante al bronce refulgente desde sus lomos hacia arriba (el fuego implica la naturaleza ígnea y purificadora de aquellos que habitan con el Señor, como la zarza que ardía y no se consumía; y el bronce refulgente aquello que está sometido a juicio de modo continuo, no consintiendo ninguna forma de injusticia). Este ser alargó su mano para llevar a Ezequiel consigo, asiendo su larga cabellera, llevándolo a la esfera extática (entre el cielo y la tierra) transportándolo en VISIONES DE DIOS hasta Jerusalén, a la entrada que daba hacia el norte, donde había una imagen que implicaba la guardianía seudo celestial para evitar presencias no deseadas en ese ambiente, una especie de centinela que cautelara el acceso a la intimidad templaria, para evitar el verse sorprendidos en sus prácticas idolátricas paganas. La provocación a celos es desde la perspectiva divina algo abominable para él, y una forma nada sutil de decirle: No te queremos aquí. Déjanos en paz.
=== Esto que describe en una forma muy sencilla y peculiar el profeta, no es una sorpresa para los que habitamos en esa esfera al caminar por el Espíritu. Mucho tiempo atrás, un hermano de mi congregación compartía conmigo en mi pequeño taller; y mientras que él me hablaba tuve una visión abierta (estando abiertos mis ojos naturales), y observaba a una mujer de aproximadamente 30 o 35años, cabello castaño corto y rizado, que hablaba con él. detuve sus palabras, y le pregunté por esa mujer. Muy sorprendido, me contestó que era una señora que tenía negocios con su mamá, y que en más de una ocasión le había sugerido salir juntos y hacer el amor, ella se encargaría de todo: el hotel, los gastos, los tragos, etc.; él estaba muy consternado, y comenzó a sollozar. Me acerqué a él, y lo consolé, y oramos juntos para que esta señora no volviera a importunarlo. Él era un joven de 16 abriles por aquella época. Después de ello, he tenido otras manifestaciones de ese género, y era testigo de cómo Dios me mostraba la intimidad de ciertas personas que habían venido por oración, diciendo una cosa muy distinta a lo que era su problema más agudo. Las dimensiones existen independientemente, y coexisten dentro de un plano semejante al que es nuestra morada en Cristo: El plano célico-pedestre, donde el cielo y la tierra son parte de nuestra experiencia como hijos de Dios. Espero que mis lectores estén correctanente ubicados, y se solacen de su experiencia bicampamentaria.
"En el sexto año, en el mes sexto, a los cinco días del mes, aconteció que estaba yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, y allí se posó sobre mí la mano de Yahweh el Señor. Y miré, y he aquí una figura que parecía de hombre; desde sus lomos para abajo, fuego; y desde sus lomos para arriba parecía resplandor, el aspecto de bronce refulgente. Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que provoca a celos. Y he aquí, allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo".
=== Lo que el profeta Ezequiel nos describe aquí, después de haber visto la gloria de Yahweh en más de una ocasión, observando el carro de Dios del capítulo uno como una entidad viva en la que él viaja y establece lo que hace y hará; (me refiero al trono de Dios, el cristal maravilloso en el que éste reposa, los querubines que lo sostienen, y las ruedas que hacen que todo el conjunto se desplace a donde el Señor quiere para la ejecución de su voluntad en el contexto generacional de las edades), y se nos muestra el desdoblamiento del panorama espiritual sobrenatural (porque Ezequiel seguirá con su cuerpo físico ante los ancianos israelitas como en un estado de animación suspendida), mientras que el Padre le muestra el plano íntimo de quienes dirigen la nación hebrea, y su dedicación al paganismo idólatra, pretendiendo que Yahweh no se da por entendido, o que ignora lo que ellos hacen ocultamente (¡Qué tales monumentos a la ingenuidad!). Es preciso que el lector comprenda, pues, lo que Dios hace sobrenaturalmente, desplazando a Ezequiel de un punto a otro para ver lo que está escondido de los ojos naturales, pero que Yahweh conoce muy bien, tienen para nosotros un significado profundo y bendito: "Y no hay cosa creada que no sea MANIFIESTA EN SU PRESENCIA; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta" (He.4:13).
=== Los ancianos están físicamente prrsentes en el hogar de Ezequiel, como buscando algo de Dios, y es en ese instante que el profeta entra en un éxtasis que hace que su espíritu salga de él, y sea llevado hacia el lugar donde el templo estaba situado, después que sobre él se posara la mano del Señor, implicando que todo lo que pasaría mostraría una divina operación. Al ser tocado por la mano de Dios, Ezequiel ingresa en el ambiente espiritual trascendente, viendo los movimientos de aquel ser de humana apariencia, pero de forma dual, siendo fuego desde sus lomos hacia abajo; y de aspecto semejante al bronce refulgente desde sus lomos hacia arriba (el fuego implica la naturaleza ígnea y purificadora de aquellos que habitan con el Señor, como la zarza que ardía y no se consumía; y el bronce refulgente aquello que está sometido a juicio de modo continuo, no consintiendo ninguna forma de injusticia). Este ser alargó su mano para llevar a Ezequiel consigo, asiendo su larga cabellera, llevándolo a la esfera extática (entre el cielo y la tierra) transportándolo en VISIONES DE DIOS hasta Jerusalén, a la entrada que daba hacia el norte, donde había una imagen que implicaba la guardianía seudo celestial para evitar presencias no deseadas en ese ambiente, una especie de centinela que cautelara el acceso a la intimidad templaria, para evitar el verse sorprendidos en sus prácticas idolátricas paganas. La provocación a celos es desde la perspectiva divina algo abominable para él, y una forma nada sutil de decirle: No te queremos aquí. Déjanos en paz.
=== Esto que describe en una forma muy sencilla y peculiar el profeta, no es una sorpresa para los que habitamos en esa esfera al caminar por el Espíritu. Mucho tiempo atrás, un hermano de mi congregación compartía conmigo en mi pequeño taller; y mientras que él me hablaba tuve una visión abierta (estando abiertos mis ojos naturales), y observaba a una mujer de aproximadamente 30 o 35años, cabello castaño corto y rizado, que hablaba con él. detuve sus palabras, y le pregunté por esa mujer. Muy sorprendido, me contestó que era una señora que tenía negocios con su mamá, y que en más de una ocasión le había sugerido salir juntos y hacer el amor, ella se encargaría de todo: el hotel, los gastos, los tragos, etc.; él estaba muy consternado, y comenzó a sollozar. Me acerqué a él, y lo consolé, y oramos juntos para que esta señora no volviera a importunarlo. Él era un joven de 16 abriles por aquella época. Después de ello, he tenido otras manifestaciones de ese género, y era testigo de cómo Dios me mostraba la intimidad de ciertas personas que habían venido por oración, diciendo una cosa muy distinta a lo que era su problema más agudo. Las dimensiones existen independientemente, y coexisten dentro de un plano semejante al que es nuestra morada en Cristo: El plano célico-pedestre, donde el cielo y la tierra son parte de nuestra experiencia como hijos de Dios. Espero que mis lectores estén correctanente ubicados, y se solacen de su experiencia bicampamentaria.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 28/01/2018 MENSAJE # 2271
LAS MANIFESTACIONES ESPIRITUALES DE NUESTRO CONTACTO CON EL SEÑOR, NOS SON MOSTRADAS AQUÍ PARA QUE ENTENDAMOS QUE A NUESTRO SEÑOR NADA SE LE PASA DESAPERCIBIDO, NI LO SORPRENDE. TODO ESTÁ DESNUDO Y ABIERTO ANTE LOS OJOS DE AQUEL A QUIEN TENEMOS QUE DAR CUENTA.
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